Madrid, a 4 de septiembre de 2012



Pequeña Libertad,



Otra vez has vuelto a dejarte el libro que te regalé cuando viniste. Supongo que es tu forma de decirme que volverás algún día a recoger todas las cosas que visten de color mi apartamento. Espero que cuando vuelvas traigas de nuevo el calor que embarcó rumbo alguna parte.



Gracias por este verano, por las tardes en la terraza y los sueños. Por los días sencillos que nadie mejor que nosotros puede convertir en tesoros. Se que te prometí estrellas y playa, pero Madrid carece de ambas cosas. A cambio te enseñé mil vidas y remendé las lágrimas que trajiste del barco. Nunca podré prometerte más de lo que tengo; y lo que tengo es demasiado poco. Pero aún me acuerdo la primera noche en que el ron te llevó a mi cama y me dijiste: “no te pido que me des mucho. Pero lo que me des, quiero que sea sólo mío”



Cuídate mucho,

Guille.

4 comentarios:

Vértigo dijo...

me ha encantado. gracias.

Óscar Sejas dijo...

Y esa exclusividad es más de lo que cualquiera podría desear :-) así que compañero ¡creo que lo has dado todo!

Estás en racha últimamente, vas a tener que bajar un poco el listón o tendremos que retirarnos de la partida los demás :-)

Fuerte abrazo.

Lucina dijo...

una vez mas,
versos que erizan pieles.

Un beso

Historias entre Fogones dijo...

Hay libertades que entienden el verdadero significado del querer, un océano de intensas miradas y tiempos compartidos. Pero lo más especial, como dice tu libertad, es el placer de no compartir esos momentos con ningún otro, porque solo esta apreciación los harán eternos y únicos.
Este verano he disfrutado del placer de pasear por las terrazas de Madrid y te diré que he descubierto un Madrid distinto, quizá más mio, sin prisas y sin atascos, una ciudad para saborear.
Me ha encantado la entrada, llena de ternura y de caricias. Un abrazo