Tres versos: Aclaración

#25

I
Te hubiese seguido al fin del mundo,
si mis pasos hubiesen podido competir con tus alas.



II
Te hubiese seguido al fin del mundo,
si mis brazos fueran sustitutos de tus sueños.



III
Te hubiese seguido al fin del mundo,
si tu me lo hubieses pedido en lugar de marcharte en silencio.

Hipótesis perdida en un instante


Podría decir que fuiste noches complicadas de sexo y ron,
de playas y aceras infinitas.
Una historia jugada a cara o cruz contra tus pecas,
si aceptaba que morir en ti era la vida.

Que fuiste la palabra exacta para romper el hielo,
la duda.
La oportunidad de detener el tiempo y prometerte,
que detrás de cada lágrima siempre vendría un beso.

O los labios a los que siempre sobraba el quédate a dormir
y las preguntas con respuesta.
El bar donde pusimos a mi cuenta tus miedos,
y Sam tocó de nuevo aquella canción que te nombraba.

También te puedo decir que hubo días en que quise quererte
y supe encontrar el camino más rápido a tu risa y a tu falda.
Pero pude ver que no era tan fácil que fueses
el instante retenido entre una noche y un recuerdo.

Madrid, a 6 de noviembre de 2012


Pequeña Libertad,
 
Se me hace raro volver a casa sin tus maletas, sabiendo que estarás entre aeropuertos y silencios, preguntándote por qué esta vez tampoco fuiste capaz de quedarte. No sé, a veces pienso que nos complicamos en ser infelices, olvidando cuando éramos pequeños y jugamos a que la vida podían ser las tardes en el parque, o el beso que te robé en aquella fiesta, cuando a penas contaba catorce primaveras.


Estos días contigo me han enseñado que es fácil ser feliz a tu lado, e imposible acostarme sin tus besos y no sentir que me falta el aire. Podría seguir escribiendo, pero creo que al final sólo conseguiría que otro aeropuerto te llevase a mis brazos por tiempo limitado, y al final, acabaría lamentando que no sea capaz de retenerte a mi lado, ya sabes, como las parejas que son capaces de sentarse en el sofá con un café en la mano y sin que sean necesarias las palabras.


Cuídate mucho,

Guille.