Podría decir que fuiste noches
complicadas de sexo y ron,
de playas y aceras infinitas.
Una historia jugada a cara o cruz
contra tus pecas,
si aceptaba que morir en ti era la
vida.
Que fuiste la palabra exacta para
romper el hielo,
la duda.
La oportunidad de detener el tiempo y
prometerte,
que detrás de cada lágrima siempre
vendría un beso.
O los labios a los que siempre sobraba
el quédate a dormir
y las preguntas con respuesta.
El bar donde pusimos a mi cuenta tus
miedos,
y Sam tocó de nuevo aquella canción
que te nombraba.
También te puedo decir que hubo días
en que quise quererte
y supe encontrar el camino más rápido
a tu risa y a tu falda.
Pero pude ver que no era tan fácil que
fueses
el instante retenido entre una noche y
un recuerdo.