Soy joven y ya guardo,
alguna cicatriz y algún recuerdo.
Como el de aquella mujer que insinuaba,
que el amor se apagaba lentamente.
Quizá debí amarla más deprisa, o recordar
los caminos que nacían en su vientre.
Las noches en que a solas me inventaba
nuevas formas de conquistarte en cuerpo y alma.
No fueron ni las discusiones ni el cansancio,
sino esa prisa incierta y temerosa,
la que te hizo abandonarme aquella noche
en que Iniesta marcaba un gol a una utopía.
Y yo te busque, lo prometo,
en los lugares donde se buscan las cosas perdidas,
aunque tu nunca estuvieras allí, o te encontrases
besando otra piel mas tibia.