Pequeña
Libertad,
A penas queda una semana para verte y siento que debo seguir escribiéndote. Creo que ahora no me importa ni el paro ni mi futuro. Hace calor, y por las noches sólo puedo recordarte y pensar que volveré a sentir tus pies jugando con los míos en la arena. Llevo siete entrevistas de trabajo fallidas, pero la playa junto a ti será un oasis donde sonreír de nuevo.
Mi hermana ha dicho que viajará a Buenos Aires en octubre, y antes de que me olvide de decírtelo, te lo dejo en estas líneas para que lo sepas. En cuanto al resto de la banda, Felipe se ha echado novia. Sigue agobiado con la idea de trabajar, pero al menos ahora respira entre reunión y reunión. No sé, parecemos tan distintos a cuando jugábamos a indios y vaqueros que a veces creo que perdimos la inocencia demasiado pronto.
Dile a Soledad que te cuide mucho y que por favor, se asegure de que tomas el avión para encontrarte conmigo. Y de paso, que consiga que me invites a visitarte allí.
Cuídate mucho,
Guille.