Balance anual de motivos y contramotivos
Cuando regreso al alba
Sobre hipótesis y realidades
Poema sin título
Dos relatos cortos: In-diferencias + El votante indeciso
Tiempos de soles fríos (Poesía)
Atravesamos tiempos duros,
en los que escribir resulta doloroso
y nuestras almas -si alguna vez existió tal cosa-
duelen como puñales.
Lágrimas que alguna vez derramaron
quien aprendió a no llorar.
Atravesamos tiempos en los que pedir perdón,
decir te quiero, o sonreir son artículos de lujo
y no necesidades básicas.
Hace tiempo que desde el mar no se ven las estrellas,
y ningún camino lleva a Roma,
si es que alguna vez decidimos
ir allí por algún motivo.
Perdemos. Siempre lo hacemos,
y la mayoría de las veces de forma estrepitosa,
como si quisiéramos demostrarnos
que el mundo se desmorona.
Asistimos impasible a cada entierro
de los días que nunca fueron nuestros.
De las noches que vivimos eternas,
como si el amanecer nos alejase de los sueños.
Sin embargo, a pesar de las derrotas cercana,
las lejanas, y las que vendrán,
seguimos en pie, brindando con vino
al amor y a la locura de camas tan revueltas como vividas.
Tantas sonrisas entre las sábanas.
Por suerte o por desgracia,
los que escribimos llevamos impresa
la derrota en nuestras letras,
y un punto de amargura a cada paso.
Pero siempre, de un modo incompresible
que roza la magia, nos levantamos,
escribimos de nuevo, sonreimos,
tomamos ese café que levanta el ánimo perezoso
de luchar de nuevo por un futuro incierto
-todos los futuros lo son-
que se nos presenta en los charcos más sucios.
Pero incluso el agua de estos charcos,
alguna vez,
formó parte de un océano.
Escapada
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"El Camino Indicado" Mar Argüello Arbe |
La Escena
Otro Martes durante muchos años
Balance del (Des) amor
Era suficiente para prometerte,
Para comenzar
Durante este verano he visto como se deconstruye la razón, como las ideas radicales y el despotismo van colonizando todos los sectores de la sociedad. Quizá este año haya sido especialmente revelador en ese sentido para mi. Y no es que no haya descansado, desconectándome de una sociedad casa vez más impotente ante los atracos a mano armada a los que un gobierno desacreditado nos somete. He seguido con atención los acontecimientos, y he protestado ante los abusos, la ignominia, el desprecio al que a menudo somos sometidos los que creemos que honor, razón y verdad deben ser las patas del código humano.
Sin embargo, también he comprendido que en España, cualquier acción política puede ser enmascarada con una dosis de religión y fútbol. Cualquier acción, incluida aquella que pueda llevarnos a la pérdida total de todo derecho social.
En España, la política, el fútbol y la religión son drogas de doble filo, las dos últimas son utilizadas para dividirnos y para evitar que hablemos de la primera. No es de extrañar, por tanto, que hasta un PSOE desnortado y pusilánime sonría ante la visita del líder de la religión católica, o la perspectiva de 11 encuentros entre el Barça y el Madrid en poco más de un año.
Así, los pocos inconformístas, podrán ser tachados de "perroflautas", violentos, parásitos sociales u otros motes con los que tratar de minimizar al pueblo que, herido pero no muerto, aún sigue reclamando su derecho a opinar.
En definitiva, estoy harto de la palabra recorte (que va en contra de los mismos), de ajustes para ahogar más a aquel que ya no puede respirar, de decretazos que nos cohartan nuestra libertad, de golpes y porrazos a la democracia, de privilegios primitivos y un largo etcétera.
Pero a la vez sonrío porque cada vez que leo algo en internet, descubro que nadie se rinde, que aumenta el número de los que luchamos, que no cedemos sino que avanzamos.
Y con eso -aunque ni el capitalísmo ni dios estén de nuestra parte- llegaremos algún día a la meta, y ganaremos.
Reinventarse
Escrito en el margen de un libro
Reflexiones de un librepensador
Madrid, a 6 de junio de 2011
La única noche que nos amamos
La única noche que nos amamos
- Baila conmigo -me dijo mientras dejaba suavemente la copa de vino tinto sobre la mesita cercana al balcón- Esta noche lo merece, puede que sea la única que lo merezca.
Adivinaba en sus ojos aquella mirada triste. Aquellos ojos cansados que nunca decían nada, y lo decían todo. En aquella época no era el tipo más observador, y todavía creía que las heridas se podían curar, y las cicatrices sólo eran una poética manera de decir que alguna vez amamos. Sus pupilas eran un torrente de sensaciones, y yo aparte la vista hacia el cielo negro que amenazaba tormenta. Las calles cobraban un cariz diferente, entre luminoso y gris, entre cansado y espectante, y la ciudad poco a poco se teñía de otros tiempos.
- Sabes que no sé bailar, y odio hacerlo. Además, no encuentro motivos para hacerlo.
- Hazlo porque yo te lo pido. Por que el tiempo está cambiando y el norte no se encuentra en el mismo lugar.
Yo deseaba beber de su cuerpo, de sus labios. Decirle que el mundo se hundía y que poco a poco se agotaban todos los minutos que alguna vez nos dieron tregua. Ella miraba el mundo con los ojos apagados, como si allí no quedase nada que salvarse, y esa noche fuese la única diferencia entre estar muertos o vivos.
- Además, ¿Qué sería de una revolución sin un buen baile? -dijo en un suspiro con la voz quebrada, y pareció entristecerse infinitamente.
Me dio la espalda y abandonó el balcón, haciendo que todo perdiese importancia, y que la lenta muerte que experimentaba el mundo fuese sólo una anécdota curiosa dentro de una rutina demasiado pesada. Puso un disco de música, y en el sonó aquella vieja canción que me recordaba a otros tiempos viejos y hermosos como sólo pueden serlos las cosas que son eternas. Dejó la copa de vino y me dirigió una mirada de esas que no se aprenden. Muchos siglos tendrían que haber pasado para que en una mujer como aquella se refugiase en aquella mirada, que hizo que por un segundo me sintiese perdido. Yo me acerqué despacio, imitando a todos los galanes que alguna vez existieron, y la agarré de la cintura, a la vez que la contemplaba sin prisa.
- Quizá el mundo no sea un lugar tan maravilloso -lamentó.
- Siempre fue el mismo lugar -le dije- pero hubo una vez que los actos como estos lo salvaban. Esa es la diferencia entre el antes y el ahora. Antes importaban las cosas. Ahora... ahora simplemente pasan.
- Entonces, puede que esta noche, mientras todo arde, seamos los únicos capaces de salvarlo.
Me dejé llevar por aquellos pechos firmes, aquellas caderas ligeras, delicadas, y esas manos que me rozaban como si todos los pequeños gestos tuviesen la mayor de las importancias. Yo me sumergí en sus delicadas caricias, y acaricié su piel como la seda más pura, y la desnudé con cuidado, pensando que los peores fracasos alguna vez fueron las mejores historias, pero alguien se empeñó en romper momentos como aquel, en los que entre dos cuerpos sólo distan los besos que faltan por dar.
Puede que al final, tras tanto tiempo viendo caer el mundo, morir lentamente mientras nadie hacía nada por salvarlo, aquellos ojos tristes y esa voz melancólica fuesen lo más cerca que estaba de salvarme. Y, pensándolo bien, puede que aquella noche, la revolución estuviese entre nuestras sábanas.
Piratas
una aventura de aquellas en que Jack Sparrow
y sus hombres, vendrían
a rescatarnos de esta rutina incierta.
Beberíamos ron en cada puerto y soñaría con tu piel
imperfectamente tibia y con tus ojos,
mientras tú me lo pondrías difícil
y acabarías por ser esa pirata que me amaría a escondidas.
Que seríamos dos bucaneros alejándonos del norte
con cada pleamar,
y que los días sería siempre cortos, y las noches
me quemarían en el infierno de tus labios.
Pero parece que erraste en las promesas,
y que en lugar de corsarios, los sueños
se convirtieron en tablas de naufrago
y sogas en las que nos colgaría
el temible Lord Beckett resultaron
ser las cuerdas que sostuvieron el desastre
de buscar el mar en cada copa,
Y huir a puertos donde nunca
estuvieron nuestras bocas.
Preguntas con respuesta a media noche
en dejar de admirar tu cuerpo,
mientras la ciudad se fundía
en aquella niebla que, según decías,
calaba el alma y nos dejaba,
algo más cansados y más viejos.
Yo apuraba la tarde y mi martini,
mirándote como si nuestra vida dependiese
de una palabra o un beso.
Como si nunca hubiéramos estado
ni más cerca ni más lejos
de perder el tren o de ganar el cielo.
Yo no tengo ni el secreto de los años,
ni la llave de quererte para siempre,
te dije.
Y a decir verdad, aun no me explico,
como te hago sonreír aunque sea de soslayo.
Y para serte sincero,
creo que esta noche el mundo
se resumirá en lo que ocurra
entre la cuenta y las escaleras del portal.
En esta jornada de reflexión...
estropeando la vejez de partidos oxidados
en aquel mayo español en los días de vino y rosas.
en la que el pueblo español, le ganó a la desidia
y como desde aquel día todo parece más bueno.
al final de la partida ganásteis la democracia
Fue muy dura la batalla: todo lo que se soñaba
y ahora cantaremos ven, ya no hay miedo ahora hay alas
que lejos queda Jean Paul Sartre, no tan lejos queda Madrid,
Sthépane Hessel, Labordeta, Saramago o Ghandi
las ostias nunca cayeron, todo eso lo viví.
Ahora mueren en Libia los que morían en Bagdad.
Ahora mueren en Siria los que buscan Libertad,
Historias de bar
- ¿Y ella lo merecía?
- Siempre lo merecen. Pero... digamos que aquella mujer podría haber sido la mujer perfecta. Ya me entiendes, esas mujeres que siempre te reciben con una sonrisa, con un abrazo que calme cualquier herida, o te dejan llegar a su alma y hacerles el amor recorriendo cada centímetro de su cuerpo.... Pero no lo fue. En realidad no había nacido para ello, o quizá él no fuese ese príncipe azul que la haría feliz.
- ¿Cómo se llamaba?
- Eso, en realidad, no importa mucho. Nunca llegué a saber su nombre, y dudo que la persona a la que besaba con dulzura pudiese acordarse. Ella apareció como aparecen las mejores historias, de repente, sin pretenderlo. Ya sabes, dos tipos solitarios bebiendo codo con codo en una barra demasiado vieja y cansada. Una barra que había soportado tantas soledades como brindis, y que parecía sufrir nuestros fantasmas.
Los dos la miramos mientras cortaba el humo del bar (eran tiempos en los que aun se permitía fumar en los bares y soñar con utopías). Pidió un Vodka, pero lo hizo como sólo saben hacerlo las mujeres que en algun rincón de su corazon amaron a alguien. Se encontraba a años luz de aquel bar, y sin embargo miró de soslayo hacia donde aquel tipo y yo callábamos lo que nunca debiese contarse.
- ¿Qué hizo después?
- Se acercó hacia nosotros, y por un segundo me vi frente a ella, besando sus cicatrices y llevándole el desayuno a la cama.
Sin embargo, no todas las historias de amor pueden pasarle a uno. Y ella parecía buscar refugio en otro cuerpo, me refiero al cuerpo del paisano que bebía Whisky a palo seco y fumaba Ducados.
- ¿Y que pasó?
- Que no todo el mundo puede luchar cuando todo esta perdido. Y aunque es mucho más valiente el caballero que lucha sabiendo que va a ser vencido, no todos tenemos los arrestos necesarios para salir al campo de batalla con la cabeza alta.
- ¿Y la quería?
Te diré una cosa. Cuando una mujer te quiere hasta el punto de hacerte sentir el soldado más valiente y el poeta más frágil al mismo tiempo, con esa calma y esa paz que sólo tienen las personas que saben que han encontrado eso que les llenará para toda la vida.
Cuando alguien te quiere así, es imposible no querer a esa persona con todos y cada uno de tus huesos.
Era un asesino. Era un nobel de la Paz
Recuerdos de tu piel
Aun me acuerdo de todas las tardes
en que tu cuerpo era frontera y pecado.
Un altar a un dios humanizado.
Las promesas de una noche en tu piel.
Y nos quemaba el mundo
en cada una de las banderas que rendimos.
Eramos eternos, como solo pueden serlo
las historias más simples.
Me acuerdo de cada uno de los cafés,
de los besos robados,
de tu piel moteada y de tus palabras:
Esto fue lo más maravilloso que me pasará en la vida,
pero tengo que irme.
Castilla, en tu día
Amante de todos los hombres y mujeres que te amaron, de los que guardan de ti recuerdos imborrables. Quizá, no estaría mal recordar, en tu día, aquellos nombres que te dieron vida, o que dieron su vida por ti. Que no dejaron que te ahogases en falsas grandezas y delirios de imperio. Aquellos que vieron violarse tus pendones y rasgarse tus telas. Que vieron enloquecer reinas por amor a una tierra, y que aun así permenecieron leales a tu lado, resignados a un futuro en el que nada les darías, madre.
Este homenaje llega tarde, asíque no se extenderá más allá de unas breves líneas. Espero que puedan perdonarme los que nada esperan de recuerdos, brindis y homenajes, pero hay días en los que el alma necesita escribir sin que intervenga nada más que los dedos, y el vagar de la mente.
Hoy, día de los Comuneros, de la Comunidades de Castilla, de Castilla, y de sus gentes, me dispongo a pedir un brindis o un silencio en honor de las gentes que dejaron legado y testigo de su tierra, tu tierra, mi tierra; seca como el ánimo de sus gentes, pero ancha y extensa como sus corazones.
A Castilla,
23 de Abril de 2011
Ceguera
A veces creo que vivimos
en una especie de ceguera taciturna
Ya encuentro tu aroma fácilmente
y los versos se convierten en escarcha.
Y me pregunto apesumbrado,
si este frío que invade nuestros ojos,
secará igual el presente que el futuro,
o si somos espejismo de pasados inciertos.
Una ceguera que oculta realidades que nos son ajenas,
Sentimientos macilentos que olvidamos,
cuando jugamos a ganar al desengaño.
Y ahora busco y no encuentro,
quizá los años pasen más rápido de lo que pensaba,
o simplemente me halle más lejos y no te vea,
en la ceguera solitaria de los días.
Tu cuerpo se halla envuelto en una niebla
de tonos demasiado cansados.
Y yo, torpe, no te encuentro.
Y olvido hasta cuando tus ojos eran mis sueños.
Fugacidades
Una palabra, una sonrisa.
Un intercambio de teléfonos,
Quizá mañana..., espero verte de nuevo.
Luego llegó el esperar una llamada
como el expresso que llega a media noche.
Mis manos temblaban al recordar
el suave roce de las palabras que nunca dijimos.
Pero así es la vida, me dijiste,
nunca sabes si esta plaza fue,
el refugio que ambos andábamos buscando,
en esta tarde de enero.
Morfología de un recuerdo
Soy joven y ya guardo,
alguna cicatriz y algún recuerdo.
Como el de aquella mujer que insinuaba,
que el amor se apagaba lentamente.
Quizá debí amarla más deprisa, o recordar
los caminos que nacían en su vientre.
Las noches en que a solas me inventaba
nuevas formas de conquistarte en cuerpo y alma.
No fueron ni las discusiones ni el cansancio,
sino esa prisa incierta y temerosa,
la que te hizo abandonarme aquella noche
en que Iniesta marcaba un gol a una utopía.
Y yo te busque, lo prometo,
en los lugares donde se buscan las cosas perdidas,
aunque tu nunca estuvieras allí, o te encontrases
besando otra piel mas tibia.
Intentos
Abandonar el pasado y los presentes
Los recuerdos anclados en las aceras
donde perdimos demasiadas palabras.
Los besos en los portales, las aceras infinitas y el teatro
donde tantas veces desee amarte.
Lugares que convertían el mundo,
en algo más que pisadas ausentes por las calles
Por casualidad me atreví a buscar en tus caderas
todas las utopías que nos arrebató el inverno.
Y parece que tu buscabas otros puertos o quizá
los besos de los que siempre fuiste dueña.
Noches de revoluciones
Estallaban las revueltas
como si el mundo acabase mañana,
y el juicio final se titulase:
¡Qué clase de hombre es aquel que no mejora el mundo!
Tu llevabas ese abrigo corto y fino,
como si el frío sólo fuese
un instante entre el adiós y el beso.
El segundo más leve de tus manos.
Me decías que vivíamos,
los mejores días para amar,
para soñar utopías y vivir revoluciones,
para sentir aunque sólo fuese un instante, la Libertad.
Yo te abrazaba y brindaba tus palabras,
sintiéndome el tipo como más suerte del mundo.
Ese que, en aquellas pelis de Hollywood,
encendía un cigarro y miraba de soslayo,
y decía dos palabras ahogadas y sinceras
y miraba al suelo buscando
alguna respuesta que se hubiese perdido.
Tu callabas y mirabas el mundo.
Sonreías en silencio y dejabas la copa,
Quizá después de todo, el mundo
acabase esta noche en tu cama,
y ese largo beso fuese sólo
el preámbulo de una revolución
que comenzaba y acaba en tu cuerpo.
Obituario para Manuel
De vocación, amigo, esposo, padre, abuelo. Llevando en el corazón todas esas palabras y las responsabilidades que conllevan. Quien da, recibe, y él, no debió sentirse nunca sólo. Yo lo conocí por boca de sus nietas, oyendo hablar de un héroe, o quizá sólo de la persona que les daba propina en monedas de dos euros, con esa forma de besar en la frente que resumía el mundo en una mirada. En cualquier caso, lo conocí en todos los recuerdos que ellas evocaban, con aquella pasión que sólo tiene quien admira de verdad, quien quiere de verdad. No puedo decir mucho de él, no le conocí como hubiese querido. Sin embargo, conocí bien a sus nietas, a una de sus hijas, a su esposa, y a toda su familia, de la que me enamoré desde el primer día.
Así pues, este adiós, es sólo un canto a la memoria, un brindis a una vida que fue como debieran ser todas las vida: Feliz a pesar de todo, y gracias a todo.
Manuel Arbe Elexpe (Arrigorriaga (Vizcaya) 1932 – Valladolid 2010)
Santos Desahuciados
Hoy, desde Valladolid, hace frío, y el día está gris y frío. Los ánimos, los de siempre: Crisis y esa empecinada intención de sentirnos desdichados. Aunque en la vida, si lo pensamos bien, hay bastantes más razones para sonreír y brindar con vino.
No puedo sino acordarme de que hoy es con diferencia, el día de los "enamorados" (como si el resto de los días no lo estuviésemos) más deslucido de todos. El pobre San Corte Inglés debe estar revolviéndose en su tumba. Parece, además, que San Valetín ha pasado a mejor vida (Quizá se haya hecho patrono de los divorcios o del Barça, que tiene más seguidores que la empresa -lease iglesia- para la que trabaja).
Desde que la iglesia predica política y bendice en dólares, y el amor le importa menos que la salvación de nuestras almas (si es que alguna vez pudieron salvarse), parece que Don Dinero ha decido crear otro día para que despilfarremos en generosidad y cheques regalo. Por ejemplo, podríamos llamarlo, San Judas Tadeo, el patrono de las causas perdidas.
A lo mejor, más de un político encomienda su campaña política a esta figura.
P.D.: Siento no contestaros a ninguna de vuestras entrada. Estoy, a una semana de terminar los exámenes, y la verdad, el tiempo es oro.
Guerra contra los días grises
con esta la tormenta que amenaza tiempos grises.
Me sacudo la pereza de mirar por la ventana,
en esta ciudad que nos es lejana,
y que amenaza con destruirse en segundos.
Miro tu cuerpo en la cama y me pregunto,
cuantas generaciones habrán hecho falta
para crear la paz que reposa en tus pupilas.
Bebo a sorbos tu imagen, delicadamente,
como si el mundo acabase en tus curvas.
Vuelvo a la ventana y recojo,
este café mañanero que me indica que estoy vivo,
o al menos, que sigo en pie en esta guerra cotidiana.
Debajo, el río que divide esta ciudad hosca y desconfiada,
donde se gana el alma y se pierden las sonrisas.
El día, sobrevivirá aunque nosotros naufraguemos,
aunque no nos despertemos y permanezcamos,
aprendiendo cada uno de los besos que nunca hemos recitado.
Porque creo que pendo de tus abrazos,
y tu calor reconforta los huesos que alguna vez nos rompimos.
No puedo responder a los optimistas que mañana
dan sol tibio y crecimiento económico,
si a pesar de sonreír cada mañana no somos
todo lo felices que deberíamos ser,
o quizá lo somos por obligación y sin motivo.
A veces hay días, como ves,
que no me salvan ni tu imagen ni el calor de la cama.
Pero prefiero -no se vivir de otra manera-
quedarme a tu lado cuando venga la tormenta,
pues nunca pierdo cuando gano tus labios.
Carta de Guille a Libertad
dos niños que jugaban a utopías y revoluciones.
Que tenían el mundo a sus pies y nunca
pensaron que el mañana no existiese.
Crecimos y el tiempo,
arrastró la arena de la playa y las hojas
de esos otoños que siempre eran nuestro.
El invierno parecía ser
algo más duro de lo que recordábamos.
Y los proletarios,
sólo una cola que se dirigía al paro.
Y sin embargo,
en aquellas noches de nostalgia y fantasmas,
me seguías recordando que la vida, contigo,
seguía siendo aquel bordillo desde el que soñábamos.
Que las utopía, tras tantos años,
aun siguen haciéndome sonreír a pesar de los soles fríos.
Y me sigues recordando lo que era sonreír.
Será por eso que a aquel niño con chupete
le tiemblan las manos al escribirte, Libertad,
los versos que siempre te pertenecieron.
Cuando tener todo se convierte en demasiado
Demasiadas tardes entre café y vinos
que nos abrieron más de un mundo
y muchas otras camas
vistiendo besos que no eran nuestros.
Caricias que llevaban otro destinatario.
Demasiados besos pedidos,
demasiados robados
Todas las ausencias que hoy vienen
a cobrarnos un alquiler demasiado alto.
Por soñar quizá a lo grande,
y sin embargo, demasiado.
Y parece que fue ayer cuando te amé
con la promesa del siempre,
nunca demasiado.
Demasiadas tardes en tu cuerpo
aprendiendo unas curvas que ahora
se me antojan lejanas
demasiado eternas para decir para siempre.
demasiados silencios,
demasiados secretos que no compartimos.
Y parece que, ahora que nos alejamos,
cometí el error de perderte
cuando tener todo a tu lado
se convirtió en demasiado.
Poema para cualquiera de tus cumpleaños
A mi madre, por sus 53 años haciéndo brillar
lágrimas de felicidad en ojos ajenos
La vida, madre,
nos ha ido dejando algunas arrugas y muchas sonrisas.
Unos ojos cansados que siempre miran con ternura.
El cariño como patria y bandera.
Abrazos que arreglan el fracaso y las penas,
remiendos para los golpes que nos va dejando
el paso de los años en el cuerpo.
Besos que curan las cicatrices que algún día tendremos.
La vida nos ha enseñado,
la felicidad que siempre muestran tus manos.
Ese cariño infinito sin facturas ni cobros,
esa paciencia inagotable de saldo ilimitado.
Porque cumplimos años contigo cuando tu los cumples,
con esa dulce sensación de nacer cada año a tu lado.