In-diferencias
Nos miramos en silencio, serenos. Las
pistolas relucían a nuestros ojos. La mía, agarrada con dos manos
como me habían enseñado en la academia de la policía. La suya,
cogida solo con la mano izquierda y su perfil tenso ofreciéndome el
costado. No era mayor que yo, quizá la vida le había deparado algo
menos de suerte y una infancia con más palos. Y otro código. Porque
al final se resumía en eso. Dos códigos defendidos hasta el punto
de qué sólo uno de los dos, en el mejor de los casos, regresaría a
su casa para la cena.
El votante indeciso
7 comentarios:
Geniales.
Mar
Hacia tanto que no caminaba por estos rincones y recuerdo al instante de pisar estas latitudes el placer que resulta de leerte...
Tratare de no permitirme olvidar el camino de regreso a estos lados...
Besos...
Con 99 palabras has logrado que viva dos vidas: la tuya y la suya.
50-49. Uno perdió.
Admirable, Ladrón!
me han gustado los dos!
En el segundo, te veo un poco pesimista.
Hay que apartar la indecisión y caminar hacia el horizonte pasito a pasito; nunca llegarás, pero por el camino
conseguirás parte de los objetivos.
¡Salud y III!
Perfectos para esta actualidad.
Un beso
Dos críticas magníficas,
dos perlas.
El primero debiera enseñarse en las escuelas primarias.
Otro abrazo.
SIL
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