Este adiós es quizá,
el momento más lejano de tus besos.
La interrogación que responde,
en silencio, a nuestras dudas.
El perderte sin tenerte, y encontrarte
–casual- en una simple mirada.
Tan sencillo, como darme cuenta del presente.
O escaparme de espaldas a tus brazos.
O llorar. O bajar la mirada.
Dejar congelado cualquier reproche.
Tan difícil como despedirme de ti.
Este adiós consumido, es casi eterno
y al final, siempre nos quedará París.
7 comentarios:
Que ese momento tan lejano entre un adiós y sus besos, sepa transformarse en el puente que te acerque de nuevo a sus labios, a recibir de cara sus abrazos.
Una sonrisa
"O escaparme de espaldas a tus brazos"
Bieeeen!
Alguna vez escribi aquello de besemonos como sabemos...coso si a nosotros, no nos quedara París...
He estado un ratito en el blog y me ha gustado lo que he visto, asi que te seguiré a partir de ahora.
Un saludo
¡Qué bonito! Siempre nos quedará algo, espero. Si no es París, que sea una sonrisa, una manera de andar, una frase, un gesto...
Suena a despedida de esas que dejan un sabor entre dulce y amargo. De esas despedidas que sabes con certeza que se producirán en ocasiones venideras, en futuros viajes, en promesas que tus labios y los de ella todavía tienen pendiente hacerse.
Un saludo
Cada vez, versos más exquisitos.
Beso
si que es cierto.. los adioses.. son eternos........... tan eternos que hacer recordar a veces, las cosas para siempre.
me encantan tus versos.
tienes algo especial.
un abrazo grande.
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