Sólo quedaba entre tú y yo,
ese adiós impronunciable, las mentiras
y todas aquellas verdades que nunca nos dijimos.
Era suficiente para prometerte,
ir hasta la vuelta de la esquina, o esperarte
despierta a que volvieses del trabajo.
O enredarme en otros cuerpos y olvidar
aquellos días en que fuimos la última
llamada antes de dormirnos.
La canción que dedica cada estrofa a un cuerpo,
la palabra tímida pronunciada en el beso.
O sólo la ingenuidad con una venda en los ojos.
Pero a mi eso me bastaba para llegar hasta mañana,
y llevarte el desayuno y las caricias a la cama,
Y volver a enamorarnos cada día mil veces.
Pero parece, que ya no somos esos niños
que ayer se prometían amor eternamente.
6 comentarios:
uau!...es muy bueno...no se me ocurre nada mas que decir,...gracias por compartirlo
un abrazo
may
Sin palabras...descripción perfecta y preciosa...de eso, el desamor.
En el amor como en la vida, crecer equivale a morir.
Un beso.
SIL
se puede seguir siendo esos niños. o al menos intentarlo.
Bufff!!! Tanto se me ha estremecido el pecho que apenas alcanzo a decirte que es lo más bonito que he leído en mucho tiempo...PRECIOSO. Un perfecto compendio agridulce de felicidad y tristeza...creo que lo llaman melancolía.Un abrazo inmenso.
quizás sea eterno el momento en el cual un desayuno en la cama, rescata de algún naufragio..
un beso ladrón
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