Pequeña
Libertad,
Se
que apenas han pasado unos días desde que nos despedimos en otro de
los miles de aeropuertos que te han visto partir. Sé que no es justo
que te escriba una carta tan pronto, pero también sé que nunca he
encontrado otra manera de mantenerte en casa.
Quería
decirte que estas vacaciones juntos han sido las mejores en mucho
tiempo. Me quedo con las largas conversaciones en la arena de la
playa, a pesar del viento y de la lluvia, de las palabras que me
dijiste la última noche antes de acostarnos: “En un mundo
diferente, tu y yo seríamos dos jóvenes que amanecerían el uno al
lado del otro”. Puede que, a pesar de este mundo, no fuese mal
final para nosotros.
También
me alegro de que estos días te hayan cargado de energía y relajado,
y que me hayas hecho la promesa de regresar pronto, y contarme
aquello que me dijiste que no me contarías hasta que volviésemos a
vernos. Tengo la sensación de que volveré a verte pronto.
Cuídate
mucho,
Guille.
6 comentarios:
Siempre acaba volviendo, aunque le gusta mucho el juego de mostrarse esquiva. Se pone bruta si la echamos de menos :-)
¡¡¡Un abrazo!!!
Oski.
PD: No te creas que es fácil encontrar las imágenes, hay que buscar, buscar, buscar y buscar :-)
Libertad siempre fue un barco que no cabe en una botella. Siempre necesito un abrazo que le diese fuerzas, pero mucho espacio para poder crecer... Porque siempre fue pequeña, pero muy grande.
Es cierto que Libertad siempre fue muy grande para el poco tamaño que tenía, y Guille demasiado impaciente. Será cosa de la edad, del conservarse eternamente joven, vaya usted a saber. De todas formas me parece un poco duro despedirse de Libertad en un aeropuerto, uno no debería despedirse nunca de ella.
Besitos
Libertad siempre ha sido una pequeña gran incomprendida. Libertad viene y va, como las olas del mar. Nuestro cometido no es retenerla, sino no nunca olvidarla.
ya sabes que me apetecía leerte... y me ha encantado.
La libertad cambia con el tiempo, se vuelve más tímida y difícil de encontrar. Así que no pierdas la playa de tu relato, si es que es allí donde siempre aparece.
Todos deberíamos tener nuestra playa privada donde encontrarnos con ella siempre que la necesitemos.
Precioso escrito.
Un abrazo fuerte.
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