La vi por primera vez en el puente de
Segovia, mirando el vacío con sus grandes ojos marrones, tratando de
entender en la negrura del vacío el misterio de la vida. Me acerqué
con cuidado para que mi presencia no la asustase. Miré la caída de
treinta metros que la mataría en el acto si tenía suerte.
-Allí no encontrarás nada -dije. Ella
me sostuvo la mirada aterrada, como si yo fuese un ladrón que
hubiese entrado en su casa a robar sus tesoros más preciados.- Por
mucho que nos duela, la vida sólo es eso, y esta caída no es una
salvación.
Sus pies vacilaron mientras sus manos
comenzaban a temblar. Ambos sentíamos ahora un frío extraño.
Volvió a otro lado de la barandilla con miedo y me miró llorando.
-Mañana volveré a intentarlo desde la
terraza de mi casa. -me dijo respirando con dificultad.
-Entonces tendrás que darme la
dirección y dejarme un boli para apuntarla.
7 comentarios:
El camino de los suicidas es complicado. Es difícil comprender cuáles son las razones que llevan a alguien a hacer algo así, y no debemos juzgar a la ligera.
Sin embargo, el hecho de que te avise... tal vez sea una forma desesperada de pedir auxilio, de aferrarse a ti como un último rayo de esperanza...
Un abrazo!
Me ha encantado, triste pero con un halo de esperanza.como tantas vidas solitarias que piden con su llanto y sus frases ayuda desesperadamente, aunque muy pocas encuentran un Robín Hood que esté dispuesto a seguirle a cualquier lugar para enseñarles lo maravillosa que es la vida.
Preciosismo, un placer volver a leerte y a encontrarte. Abrazos.
A esto se le llama literatura, en grande.
y si mañana no estás ahí? y si no hay nadie?
Me he acordado de este vídeo, mira tú por donde...
http://www.youtube.com/watch?v=SEukS2YN9B8&feature=share&list=PL9A5030D7933B26D4
Abrazo.
Por desgracia, no todos los suicidas tienen la suerte de que alguien los escuche cuando están a punto de terminar con todo. Dicen que donde hay vida hay esperanza, sólo es cuestión de que alguien te abra los ojos y quiera escuchar tu historia.
Al menos durante ese día no sonó la sirena de una ambulancia.
Abrazos.
Quizá la diferencia entre este final y otro es que alguien estuvo allí, y ella se aferró a la salida que le ofrecían.
Y a lo mejor él no era la salvación definitiva, sino que pretendía ganar tiempopara que alguien viniese a salvarla.
Y si no hay nadie, a lo mejor se arrepiente y no salta... o a lo mejor salta y se arrepiente, quién sabe. Y sino, como dice Oski, al menos ese día no hubo ambulancias.
Laura: gracias por el video clip, me ha gustado mucho. Quizá algo similar pretendía nuestra protagonista.
Ane: Gracias siempre, por tus palabras, por estar ahí.
Cuidaos mucho.
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