I
Lo
confieso:
saboteé
tus ojos para que me viesen de otra manera,
cambié
mi voz por los cantos de sirena.
Sólo
quería retenerte hasta que la muerte llamase a nuestra puerta.
II
Lo
confieso:
Sofoqué
las llamas de tus enfados
y
avivé los mordiscos de tus labios.
No
sabía como hacer que me quisieras.
III
Lo
confieso:
Tuve
que prometerte el mundo con luces y sombras,
y
decirte que todas mis horas estaban a tu nombre.
No
tenía nada más que ofrecerte.
8 comentarios:
I
A veces contra viento y marea hacemos todas las trampas que el juego nos permite para no perder la partida del amor.
II
Otras veces no se sabe bien como actuar y las relaciones pasan a un plano algo carnal.
III
A veces prometemos tanto que ya no quedan promesas para hacer. El amor es cosa de dos dicen ¿por qué a veces parece que sólo lo es de uno?
Cosillas que florecieron tras leer tus versos.
¡Fuerte el abrazo!
PD: Fdo Oski
¿Nada más que ofrecer?
imaginación, sentimiento, alma, corazón y poesía.
¡Cuántos quisiéramos un tesoro como este!!!!
Muchos besos, te superas en cada estrofa nueva y emotiva.
"y decirte que todas mis horas estaban a tu nombre.
No tenía nada más que ofrecerte."
Sabes que eso deja sin aliento ¿no?
Bellísimo.
^^
Cómo me han gustado tus versos, son profundas confesiones, sentimientos, luz, y vida, me ha encantado tu blog que acabo de descubrir a través del blog de Tropiezos.
Me quedo descubriendo más entradas.
Un beso.
¿Había algo más que ofrecer? Y si lo había, lo ofreció usted con creces al confesarlo. Arrollador, hermoso, sincero.
Sí...sabía cómo hacer que ella le quisiera...lo que no sé es si ella sabía querer...pero que él sabías hacerlo a quedado más que claro :)
Un abrazo gigante!!!
Cuídate muchísimo!!!
Favole
Nada más que ofrecerte, dice...
Abrazo.
precioso.
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