La conversación de los amantes

He compartido entre tus sábanas,
muchas noches y aun así son pocas.
Copas de vino que terminan en el suelo
[al calor de la ropa.
Interminables besos, y aun así son pocos.

Muchos secretos, y aun así,
no le cuento a nadie cuando, entre el frío y tu piel,
solo media un momento.
Cuando te desnudo buscando,
la parte más tibia de tus pechos.

Me ves vestirme mientras piensas,
hacia donde nos llevará una historia
que empezó donde acaban todas.

Una historia escrita por un solitario guionista
de cine independiente.
Tan fría y triste como una despedida en la estación de trenes,
como un abrazo con abrigo, como una carta escrita en Word.

También podría ser, en vez de fría y triste,
tan cálida y misteriosa como amantes que se buscan,
como dos adolescentes jugando a conocerse.
Impacientes.

Cómplices de silencios de sudor,
y entregados al amor sin reproches,
ni llamadas antes de acostarse.

He compartido entre tus sábanas,
muchas noches y aun así son pocas.
Aunque ahora sea tiempo de recoger mi ropa.

Adios Don Miguel

Miembro de la Real Academia Española desde 1975 hasta su muerte, ocupando el sillón "e"



Hoy, Valladolid se vestía de fiesta. Dejaba a un lado la indiferencia de quien vive por y para el dinero. Dejaba de lado el hastío de una sociedad cada vez más yerma, más indiferente al ruido de voces disconformes, o simplemente de voces.

Hoy no era un día para pedir ni criticar por actuaciones. No era un día de fútbol ni de otro deporte. Era, por primera vez en mucho tiempo, el día de la Literatura. Se marchaba un hombre al que yo apenas leí de oídas, y quizá por ello esta entrada suene fría. Puede, en realidad que no quiera mitificar a un hombre que vivió para las letras y nos dejó, su vida entre palabras.

Desde su ciudad, que es la mía, se aplaudió una vida, un estilo, una entrega. ¿Por qué? Por el simple hecho de que vivió para las letras y consiguió premios de ceniza y papel. Desde su ciudad, que es la mía, no se le aplaudía por los premios ni los libros vendidos. Se le aplaudía porque, en los tiempos que corren, era una voz, a su manera comprometida.

Yo apenas le había leído, pero cuando una literaria de un pasado comprometido con la sociedad se marcha, uno empieza a temer que los cimientos de la comunidad que habitamos, caigan como una castillo de naipes en medio de un sordo estruendo.

El peor año de nuestra vida

A mi hermano. Cuando se funda la bombilla, encenderemos una vela.

Ponte traje,
y quedemos en la plaza a las nueve.
Sólo estate allí,
y yo respiraré por los dos si tu no puedes.

Deja que sea el pulmón que te falta,
y el medio corazón que se te deshizo en lágrimas.
Porque me destroza verte así,
y también se murió en mi un trozo de alma.

Juguemos al billar y hablemos en silencio,
con la libertad y el derecho que nos da,
haber nacido juntos a los cuatro años.

Desempolvemos la vieja petaca
y sirvamos ese ron añejo que lleva nuestro nombre.
Bebamos y lloremos, pues ambas son necesarias.

Ahora que la felicidad nos apuñaló en la espalda,
follaremos con el olvido, y si hace falta
nos dejaremos la vida en sobrevivir.
Hasta que la marea oculte cada una de nuestras lágrimas.

Porque moriría y mataría por ti.
Sólo quiero que a pesar de cicatrices y fantasmas,
pueda abrazarte en nochevieja y brindar,
por el peor año de nuestra vida.

¿Por qué me quieres? Porque no imagino no hacerlo

Aun me preguntas, anclando tus miradas en mis labios,
porque te abrazo como si el mundo se acabase mañana.
Porqué recorro tus pecas con la yema de mis dedos
y beso cada poro de tu espalda.

Porque te miro en silencio cuando, al llegar a casa,
te descubro tumbada en el sofá,
haciendo del mundo un lugar más fácil de salvar.

No crees ser la razón por la que lloro de felicidad,
incluso en los enfados no puedo dejar de mirar
[de reojo tus labios,
Imaginarnos desnudos jugando a que no hay ni pasado
[ni futuro.

Y ahora te miro, salvando las mentiras que pise en la acera,
los huracanes, las tormentas de tristeza que azotan la ciudad,
que solamente hay una respuesta a todas las preguntas que formulas,
a tus inseguridades:

Porque hace mucho que dejaste de ser aquella noche
para convertirte en esta vida.
Y hace mucho tiempo que no soy ladrón,
sino guardián de cada uno de tus días.



Gracias a Saludade, que me prestó una frase fundamental para este poema.