De modelos y escritores

Ahora que te miro en carteles de revista,
descubro a una mujer diez años más vieja.
Un recuerdo enfrascado en la tormenta,
contándome que le fue mal.

Puede que las ofertas de felicidad prefabricada
llamen a tu puerta como a la mía las facturas.
Pero yo seguí escribiendo y encontrándome.
Y tú, perdiéndote entre olvido y ginebra.

Tratas de tapar con maquillaje las heridas del tiempo.
Esa arruga en el doblez del alma.
Esa inocencia perdida, no sé, en algún café de la plaza.
El preguntarme en silencio, ¿Te quedas?

Ahora el photoshop hace milagros,
incluso con esa sonrisa ajada que ya no sonríe.
O con esa mirada que planea decirme,
que cumpliste tus sueños, aún perdiendo la esperanza.

Días en los que no tenerte me harta

Me harto de los tópicos de amores fracasados,
de buscarme a mi mismo perdido entre los restos del naufragio
Y descubrirte como siempre, a mi lado.
Y mirarte de nuevo, y enredarme en las dudas que antes nos cohibían.

De estar cerca y no tenerte cerca. De verte y verme lejos.
De las viejas pasiones incendiarias que ahora son escombros,
Los viajes en los que conquistamos el mundo
en cualquier habitación de hotel.

Me canso de esperarte a que regreses a casa,
De que atravieses la puerta con calma y me abraces.
De este síndrome de Estocolmo voluntario.
Quererte demasiado en lugar de mejor.

Pero de lo que no me canso,
ahora que el sofá y la manta nos atrapan
es de salvar cada noche el mundo entre las sábanas.

Pasado y futuro entre tus miradas (Ahora II)

Ahora que el corazón se cuartea en los armarios,
y las paredes aprisionan los sueños.
Parece que se agota la vida en los cafés,
y nos sentimos más solos y más viejos

Que nos endeudamos de amor tras rostros sin nombre,
y nos arrepentimos de pecados que en su día cometimos.
Que las horas son minutos,
y a menudo o perdemos en lo que no echamos de menos.

Que te extraños y te reconozco
en cada verso esquivo de mi mente.
Que nadie se arrepiente más que yo,
de no haberte desnudado todo lo que quisiera.

Que odio cada uno de tus botones,
y me recreo en las curvas de tus vestidos de verano.
Que cada peca tuya es un mundo,
y mi mundo se reduce a tus labios.

Ahora que la soledad se diluye entre tus dedos,
el ron es más caro y sabe menos a juventud.
Ahora que disfruto mirándote en silencio,
y el presente se escapa…
…en lo que me levanto y me acuesto a tu lado.

En Barcelona

A pesar del calor asfixiante de Julio
De los paseos en metro que obstaculizaban
nuestros encuentros furtivos en las miradas.
De alejarnos y no encontrarnos los besos.

De que la fuente de Montjuic esté abarrotada de turistas
y tu y yo un poco menos solos.
De que flashes desalmados eclipsen la noche,
y te pierda en cada fotografía.

Sin embargo te encuentro a mi lado como siempre,
con tu mano susurrándome caricias silenciosas.
Con tu calor llenándome de vida.

Te encuentro más bonita de lo que te recordaba
segundos antes.
Más que las últimas dos mil veces que me perdí
entre tus pecas y tus ojos. En tus labios.

Te encuentro.
Sabiendo que no es la última vez que te encontraré
antes de buscarte entre las sábanas.

Arrepentimientos

Reflexionamos más y actuamos menos.
Por el miedo a vernos envueltos en la vida.
Para no querernos sin remedio y para siempre.
Y para no decirte cada día te quiero.

Somos un reloj de dudas sin tiempo.
Una causa perdida, una batalla vencida.
Una vida desde el banquillo. Sin vida.

Si al final reflexionamos
es por no actuar esta noche
en el escenario de tu cama.
Y arrepentirnos para siempre de mañana.