Gaza (Palestina), a 22 de diciembre de 2013


Querido Guille,

Me encuentro en Gaza. Said me ha invitado a pasar unas vacaciones con él y con su hija Dooa. Aquí la navidad es un momento entre mágico y trágico. Se vive de una forma tan extraña y maravillosa que a veces me pregunto si conseguiremos vivir todos en paz. Llevo cinco días conociendo a gente maravillosa, gente que comparte ilusiones y esperanzas, sin importar qué religión albergue su corazón. También he visto historias heladoras, y creo que duermo peor esta noche sabiendo el miedo que se sufre cuando la injusticia te apunta directamente a la cabeza.

Said me ha dicho que algún día conseguirá un futuro mejor para su hija, pero yo creo que sólo trata de engañarse a sí mismo para creer que en esta tierra hay futuro. Tengo miedo, Guille. Miedo de que al final sean las balas y no las palabras las que ganen la guerra. Miedo a que hombres buenos como Said acaben empuñando un arma para poder salvarse. Sé que siempre dices que los héroes son momentáneos, pero necesito creer que pueden salvarse y sobrevivir.

¿París? Es maravilloso imaginar tu sonrisa al caminar por calles como esas, e incluso tu miedo a lo desconocido (sé cuanto odias viajar y perder de vista tu pequeña vida). Pero descubro nuevas cosas de ti, y sé que eres fuerte y que acabarás encontrando un lugar al que llamar hogar. Sólo espero que pueda ser yo, y no otra, a la que abraces por las noches.

Te escribiré en cuanto regrese a Buenos Aires. No te alejes ni un sólo instante, por favor.

Sonríe,

Libertad.

Aquella canción no era la nuestra

Aquella canción no era la nuestra,
pero si hubiese sonado un poco más aguda, te habría invitado a bailar a pesar de mis pies torpes.
Podría haberte convencido de que los salvavidas sólo prorrogan lo inevitable,
si naufragas donde lo hizo el Titanic.

Me habría bastado una canción menos para besarte,
pero justo aquella noche cambiaban la hora para quitarle otro año más a nuestra infancia,
y arrebatarnos todos los quizás que acababan en futuro.
Ambos sabíamos que el AVE no espera, pero joder si me importó alguna vez perder dinero para invertirlo en tus labios.

Pero si aquella canción no era la nuestra, ¿Por qué me dolía el alma mientras llorabas?
Ya no me acuerdo, puede que en realidad me doliese el alma mientras yo lloraba,
y que fueses tu la que bailase aquella canción de más que le sobró a nuestra historia,
Y yo simplemente bebiese mientras mi amigo invertía en tus labios.

Sonó demasiado grave el chapuzón en aquel lugar donde naufragó el Titanic.
Sopesé los salvavidas buscando alguno que no me recordase a ti,
e invité a bailar a un sonrisa que necesitaba una canción más
para cometer todos los pecados que imaginé en tu cuerpo.


Madrid-París, a 27 de Noviembre de 2013

Pequeña Libertad,


Te escribo desde el avión que me llevará a París. Tengo que ser sincero contigo y decirte que no he abierto tu carta hasta llegar al aeropuerto. Pero tú ya sabías que lo haría. No sé, tenía miedo. Sé que lo nuestro es una historia abocada al fracaso, pero naufragar contigo nunca fue el problema.


Probablemente te estés preguntando que hago en un avión, y por qué abandono Madrid tan de repente, sin escribirte para contarte mis dudas. Supongo que era necesario compartir contigo un verano para comprender que nadie va a regalarme nada sino empiezo a luchar por ello.


Así que mientras un asistente que se parece a Felipe me sirve una Coca Cola, yo te sueño a mi lado, con todas las nubes de Nueva York disolviéndose a nuestro paso, mientras Buenos Aires, o París, o cualquier lugar en el que me gustaría encontrarte se convierte en una posibilidad infinita.




Cuídate mucho,


Guille.

Historia de dos abuelos

Tanto ella como él sabían que las peores tormentas
se desataban con una simple gota.
Quizá por eso le preguntó despacio por sus miedos,
y ella sonrió con la infinita ternura de los mejores besos.

No le fue fácil adaptar sus silencios a su risa,
ni dominar sus horas solitarias entre libros,
a las miles de palabras por minuto que escapaban
de aquellos labios infinitamente rojos.

Ambos sabían de historias que terminan en fracaso,
de platos rotos y lágrimas saladas. Y sin embargo,
decidieron concederse una tregua y ser,
la excepción a todos los amores complicados.

Amaron siempre con mesura y se abrigaron
contra el frío que levantan los finales.
Construyeron un hogar sencillo y eterno,
que acabó, felizmente, tras sesenta años de abrazos.

Encadenados


De esto que te despiertas un día y descubres que las letras tienen vida, y las imágenes grabadas en la retina de un objetivo vuelven a salir de la cámara y ruedan de nuevo.

De esto que 7 es número primo y te da por hacer algo original y encadenar relatos a ciegas. Sale bien y piensas: Será que el arte es la mejor manera de ...



2ª Parte: Me, myself and I 

3ª Parte:

Su cuerpo no reacciona al ruido de mil cristales estallando contra el suelo. Lentamente contempla todo el contenido derramado. Si tan sólo se lo hubiese bebido... A esta hora ella sería una esquela más en un periódico, camino de cualquier lugar que no fuese aquella casa. Lejos de esa prisión, de esa vida que siempre creyó que le pertenecería a otras personas y nunca a ella. Si tan sólo se lo hubiese bebido... Era sencillo, y sin embargo demasiado complejo como para perdurar en el tiempo. El vaso estaba roto. Eso era el presente, se dijo, un cúmulo de cosas rotas esperando en el suelo.

No lo estaba enfocando bien. Bajó de la banqueta y se agarró su cabellera rizada con fuerza, como si tratase de arrancarse una máscara que no la definía. Empezó a dar pasos por la cocina como si allí estuviese la respuesta. Si tan sólo se lo hubiese bebido... Aquella no era la vida soñada, ella no era la persona que siempre había soñado ser. Pero ya no podía aguantar más. No tenía fuerzas para ello. Empezó a vagar por la cocina abstraída por miles de mundos que no eran el suyo: Sueños rotos, recuerdos olvidados, amigos perdidos, errores, accidentes, caminos que pudo coger, amores sencillos... Necesitaba salir de aquello, reinventarse. Ese era el problema, que ella no se podía ir y el vaso no estaba.
Giró en redondo dejándose llevar por el sonido de unas llaves rasgando la puerta. Casi había sorteado todos los trozos de cristal cuando un triángulo trasparente atravesó su planta del pie. Perdió el equilibrio y se cayó contra el suelo. La sangre se mezclaba con el agua, tiñendo los cristales antes de pasar de largo. Miró todo ese líquido. Quizá quedase algo de veneno disuelto. Quizá con eso le bastase para terminar con todo.


5ª Parte: No hay norte 






Buenos Aires, a 27 de Septiembre de 2013

Querido Guille,

Gracias. Sé que esta carta llegará antes de que aterrices en Madrid. Y probablemente no te atrevas a leerla en mucho tiempo. Pero me da igual. Tenía que decírtelo por carta, porque es el único lugar entre tu y yo que no entiende de distancias. Gracias por Nueva York (a pesar de lo mucho que odias las aglomeraciones), por llenarla de tus chistes y tu risa. De ese humor que tanto echaba de menos.

Gracias por acompañarme a Buenos Aires y sentirte por primera vez como siempre, aquel niño pesado que soñada con romper reglas y construir muros de sueños. Te diría alguna frase graciosa, pero lo único que necesité esos días eran tus brazos rodeándome y alejando el frío. Soledad me ha dicho que eres el pibe que peor ceba el mate en Argentina, pero te perdona sólo por la cara que pusiste al probarlo.

Sé que te dije que las distancia acabaría mantándonos. Pero sin ti a mi lado, nunca me atrevería a ser quién soy en realidad.

Sonríe,

Libertad.

Necesitaba recordar aquella entrada...

Necesitaba hablarte y que no me escucharas. Que sólo leyeses en voz baja, como si fuese un secreto que te cuento bajo la almohada. Mirarte a la cara, o rodearte tan fuerte que nos volvamos invencibles, y asegurarte que todo va a ir bien, que lo sé porque estás a mi lado, porque eres mi mejor amiga, mi compañera de piso, mi equilibrio.

Nunca está de más recordar aquellos versos, por si alguna vez te falta el aire...





#15
Sólo tendré dos brazos para poder abrazarte,
algunas veces no tendré camisa para que seques tus lágrimas.
Habrá días de tormenta sin paraguas y paraguas sin tormenta.
Pero siempre acudiré puntualmente a tus labios cuando te haga falta.

Tres versos: Esperanza


#71
Siempre nos quedarán las minifaldas, las piernas infinitas,
las sonrisas arrebatadoras con carmín,
las caricias al rojo vivo, los ojos azul cielo,
las manos finas, las pecas, los mordiscos,
las noches.
#72
Puede que vivir sólo sea la falsa esperanza
de los que esperan que alguna vez cambie el viento
y les lleve a otros puertos.


#78
Receta para curar mis silencios:
Dos tazas de café y tu sonrisa.

Madrid, a 30 de Julio de 2013



Pequeña Libertad,


A penas queda una semana para verte y siento que debo seguir escribiéndote. Creo que ahora no me importa ni el paro ni mi futuro. Hace calor, y por las noches sólo puedo recordarte y pensar que volveré a sentir tus pies jugando con los míos en la arena. Llevo siete entrevistas de trabajo fallidas, pero la playa junto a ti será un oasis donde sonreír de nuevo.


Mi hermana ha dicho que viajará a Buenos Aires en octubre, y antes de que me olvide de decírtelo, te lo dejo en estas líneas para que lo sepas. En cuanto al resto de la banda, Felipe se ha echado novia. Sigue agobiado con la idea de trabajar, pero al menos ahora respira entre reunión y reunión. No sé, parecemos tan distintos a cuando jugábamos a indios y vaqueros que a veces creo que perdimos la inocencia demasiado pronto.


Dile a Soledad que te cuide mucho y que por favor, se asegure de que tomas el avión para encontrarte conmigo. Y de paso, que consiga que me invites a visitarte allí.




Cuídate mucho,


Guille.

Odio

Odio la manera en que desmontas mis enfados,
con la palabra precisa y tu sonrisa,
a la que odio en todos los momentos que al mirarme,
creo que la felicidad es alcanzable.

Odio tus abrazos, tus labios,
tus manos frías protegiendo mi costado del calor.
Los años a tu lado y los colchones,
en que descubrí tu olor y tus caminos.

Odio que tus lágrimas me revienten,
tu forma de subir por la escalera,
mirarte desde el balcón cuando vuelves a casa,
o que no haya manera de borrarte de mi biografía.

Es extraño odiarte tanto sabiendo,
que en cada uno de mis poros están tus besos.
Odiarte sabiendo a ciencia cierta que eres uno de mis pulmones,
y que odio que seas tú quien me salve del abismo.

Pero sobre todo odio que vayas a leer este poema,
que siempre seas la protagonista de mis libros,
que no tenga secretos que guardarme,
y que todo este odio sea mentira.

Madrid, a 21 de mayo de 2013 / Buenos Aires, a 11 de Junio de 2013

Debido a la publicación de mi primera novela "Los últimos días de noviembre", presentada en Madrid el 6 de Junio, no pude dejar escrita una de las cartas que le envió Guille a Libertad. Por eso, os dejo como regalo dos cartas.

Gracias por seguir aquí.

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Pequeña Libertad,


Gracias por las fotos, y por contestar. Ayer encontré una carta que te había escrito cuando aún no podía llamar al timbre de tu casa. No pienso enseñártela, pero sólo te diré que por aquel entonces ya quería compartir contigo todas las horas del día. En ella te preguntaba: ¿Que te gustaría ser si no fueses tú? A lo mejor te apetece responderme a esta pregunta.


Voy a volver a vivir con mis padres. Me han echado del trabajo, y poco a poco el capitalismo pretende echarme de la vida. Espero que la primavera nos devuelva las revoluciones que nos hicieron crecer, que la gente salga a la calle y desarme este sistema. Y tú y yo podamos bailar toda la noche tangos que hablen de mañana, y no de derrotas. Y no te olvides de mandarme una postal de San Telmo, a ser posible con tu sonrisa en ella.




Cuídate mucho,


Guille.




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Querido Guille,

Odio volver a escribirte, pero siempre que llega tu carta echo de menos tus bromas y tu risa. No sé explicarlo, pero me gustaría estar allí para curarte, sin renunciar a esa parte de mi que necesita salir corriendo. No trates de entenderlo, sólo prometeme que no dejarás de escribirme nunca.

¿Qué me gustaría ser si no fuese yo? Supongo que me gustaría ser alguién seguro de si mismo, que aprendiese de los errores y mirase siempre adelante, que no tuviese miedo a romperme en cada golpe. Me encantaría ser feliz a tu lado sin necesitar más, pero a pesar de lo mucho que te quiero, hay cosas que necesito hacer.

He conocido a alguien aquí, se llama Soledad. Ella me ha dicho que los mejores amores son los que se descubren mientras buscas otra cosa. Me gustaría que la conocieras, seguro que te caería muy bien, ya que es tan romántica e ingenua como tú. Mi dulce Guille, sin tí, sólo sería otra historia a medias.


Sonríe,

Libertad.

Ectoplasmas pasajeros


Quizá quería decir que en realidad no me quería,
pero para mi era más fácil inventar una mentira y decir,
por ejemplo, que se trataba de un amor platónico,
y que ella era demasiado tímida.

Fue la primera vez que cree una vida con recortes de periódicos,
y confieso que me sentó genial saber que en realidad no me importaba si me quería,
mientras pudiera inventarme una cita y soñar con ella en la ducha.
Es fácil, una relación funciona mejor cuando sólo uno de los dos existe.

Os los explico, se trataba de una chica totalmente inventada,
eso sí, sacada de las mejores revistas de moda,
Pretendía llevarla a París y al Mercadona,
para hacer más real la cosa y no sólo limitarme a veladas románticas.

Así que me senté en aquel avión dispuesto a secuestrar a un cantautor,
y pedirle, por supuesto, una canción para aquel ectoplasma al que llamaba amor.
Pero ocurrió que apareció mi ectoplasma dispuesto a quererme,
y la verdad, quizá prefería quererla en la distancia,
que despertarme acurrucado porque ella ocupaba la más de la mitad de la cama.


*Cuando siete personas se juntan, y deciden que la vida es demasiado valiosa como para tomarla en serio, salen cosas como éstas. Aquí os dejo a otros artístas que me precedieron en el mundo paranormal: Hoy no te acostarás sin..., El Mundo de Vértigo y No hay Norte... ¡Quedan tres!

Tres versos: Explicación


#27
Podríamos hablar de tus miedos y las lágrimas,
de las tardes de lluvia y tus silencios.
O, si no estás muy ocupada,
de la forma en que me dejaste sin explicación.



 #46
Entre las lineas de tu despedida volví a encontrar de nuevo,
todos los motivos que me llevaron a tus labios.



#65
Nunca logré entenderte, así que decidí escribirte dos poemas,
uno por si te marchabas por la noche
y otro por si te quedabas para siempre.

Presentación en Madrid el 6 de Junio de "Los últimos días de noviembre"

Tras años de esfuerzo, sale a la luz mi primera novela. Os espero para celebrarlo con vosotros.




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MADRID: 6 de Junio, 20.30 horas - Tetería Tiyoweh (C/San Pedro 22; Metro Antón Martín o Atocha)

VALLADOLID: 13 de Junio, 20.30 horas - Cafetería del Teatro Zorrilla (Plaza Mayor 9)


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SINOPSIS:
Madrid es el refugio de Julia, es donde se esconde de los demás y de sí misma entre la multitud y el ruido. Sólo su perro fiel, ese de las orejas largas, conoce con exactitud lo que siente cada noche, cuando sus recuerdos regresan a su memoria y piensa en él, en N, en su pérdida. Martin, su hermano mayor, hará que emprenda un viaje a la naturaleza. Ahí se reconciliará poco a poco con sus amigos y con su antigua vida; descubrirá que existe un futuro, quizás arduo pero extraordinario, en el que al fin será partícipe.


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Agradecer a Mar, como siempre, por prestarme tus fotos y tus fuerzas; Y a Opera Prima por hacer realidad este sueño, y hacer que las cosas parezcan fáciles.

Reconozco

Reconozco que no debí hablarte de ella, de su pelo corto
de la sonrisa cansada perdida en mil naufragios.
De aquellas tardes en las que aprendimos a pedradas
que el futuro siempre se lucha en primavera.

Ella no me quería,
y dudo que hubiese derramado una lágrima por mí cuando me iba,
pero me enseñó el sexo en los hoteles, las miradas,
y los labios, que pasan factura cuando no te besan.

Aún así acepté su juego sabiendo que perdería tarde o temprano.
Abracé sus silencios como si fuesen salvavidas,
y perseguí sus caderas por todos los andenes de Madrid.

Lo que intento explicarte en estas líneas es que ella fue
culpable de todas mis heridas, y aún así la quise.
Pero me fui porque sabía que alguien como tú 
podría borrarme su recuerdo a mordiscos.

Buenos Aires, 16 de Abril de 2013



Querido Guille,

Te dije que no iba a escribirte nunca una carta, así que supongo que esta es otra de las promesas que incumplo contigo. Te escribo desde la Calle Chile de San Telmo, dónde me he instalado para una larga temporada. Aquí el mundo gira más despacio, como si todos hiciésemos un esfuerzo para pararlo, o para evitar que nos arrolle con su inagotable falta de tacto.

En cuanto a lo de dejarlo todo y empezar de cero, te diré que uno siempre acaba encontrándose en cada estación que para. No puedes huír de ti, Guille, y no puedes buscar la salvación en cortar con todo y buscar los nortes que no exísten. He leído en alguna parte que las mejores historias de amor son las que se luchan día a día, el uno al lado del otro. Dicho esto, creo que nuestra historia es un desastre maravilloso.

Te mando todas las fotos que he hecho pensando en tí, para que te sirvan de consuelo hasta la próxima carta.

Sonríe,

Libertad.

p.d.1: No llegaré para la fiesta de la primavera, es más, probablemente haya pasado cuando recibas la carta. Pero volveré pronto a casa.

p.d.2: No esperes que te escriba otra carta, supongo que esta la excepción a toda regla. Puede que añorase tus chistes y tus malas ideas, o que te echase de menos, y necesitaba que supieses de mi.

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No he podido resistirme, no incluir a Libertad en esta historia sería como dejar demasiadas cosas a medias, como respirar con medio pulmón, y conocer siempre una versión del la historia. Espero que este giro os haya gustado tanto como a mi. El principio de esta historia se puede ver pinchando aquí.

Todo marcha viento en popa, y en breve anunciaré cosas importantes.

Gracias por estar ahí siempre.
Cuidaos mucho.

p.d.: Para los que no lo hayáis visto o leído, os recomiendo nuestro primer recital junto a dos grandes de las letras, una fotógrafa impresionante y un eterno de la música: Se llamaba Pandora. Ahora con secuela...

Contradicción


Trataba de decirte que la oscuridad se terminaba en el interruptor
que mis silencios nunca llevaban tu nombre,
y siempre desaparecían cuando llegabas a casa.
Que por mucho que lo odiásemos, en mi piel estaban todos tus besos. 

Tu pensabas en las miles de huidas que soñaste de pequeña y nunca hiciste
en que tu mundo era gris y frío a pesar de las sonrisas y los abrazos.
Que deseabas coger el primer avión al último destino,
y que tenías la certeza de que yo te quería, pero no te amaba.

Hubiese dado cualquier cosa por que supieses que sin ti respiraba sólo a medias,
porque comprendieses que mis cicatrices eran sólo el miedo a tu marcha,
que nada me quedaría si tus maletas traspasaban la puerta,
y que yo sabía que me olvidarías antes del verano.

Por eso el sexo aquella noche se convirtió en contradicción y deseo,
te desnudé despacio y te comí con fuerza,
sabiendo que esa noche no cambiaría nada, que tu te marcharías,
y yo me quedaría pensando en todos los quizá que acababan en nada.

Tres versos: Claridad

#55
Por un segundo, a ambos se nos pasó por la cabeza
que podíamos ser felices.
Después, amaneció.


#56
Ya no estaba entre mis deseos el evitar tus lágrimas,
ni entre tus metas el hacerme sonreír.
Es así como nos fuimos distanciando.


#77
Qué jodido fue descubrir que eras
una historia entre líneas que se perdió
en los puntos suspensivos...

Madrid, a 12 de marzo de 2013

Pequeña Libertad,

Es increíble que Madrid pueda volverse más frío que el dia que salio tu vuelo, pero aquí resisto en este piso que apenas da para un sofá y una tele. He vuelto a escribir, y creo que tengo algunos proyectos en mente, te hablaré de ellos cuando vuelvas, y así podrás decirme que mis ideas son tan malas como mis chistes. Me he encontrado con Susana y me ha contado que los negocios no van como antes, que cuesta mucho mantenerse a flote, y que ya nadie invierte en lo que de verdad importa. La veo triste, puede que reuna a la panda para la fiesta de la primavera, eso le animará.


Tus padres están pensando en irse de vacaciones a la playa, justo al mismo sitio donde nos conocimos hace ya tanto tiempo. Dicen que es la mejor época para no quedarse quieto, y la verdad, creo que tengo que aceptar su consejo. Empezar a moverme como tú haces, con las maletas ligeras y la sonrisa siempre dispuesta. Mi hermana también te manda recuerdos, debe ser que con el frío todos se acuerdan de los pequeños tesoros. Malos tiempos para vivir, Libertad, y para la cultura, para el arte, y para echarte de menos.


Cuídate mucho,

Guille.


Axioma del Infuturo

A veces me pregunto que pasaría si dejaras de amarme,
si tu voz se apagase y tu sonrisa rehuyese mis miradas.
Podría pronunciar tres veces tu nombre y tu ni oírlo,
y acabaría lamentando cada día que no te besé con fuerza.

Llegaría tarde a casa. Una casa fría sin tus pies descalzos,
sin mis ganas de abrazarte. Sin equilibrios,
ni coherencias que indicasen que tú eres el motivo.
Creería por primera vez que dios existe, y lo odiaría.

No sabría dónde colocar la ropa para que el armario
no se muriese de hambre.
Ni dónde nadar en una cama demasiado grande
para conjugar mi cuerpo con tu ausencia.

Buscaría cualquier excusa para hablar de ti,
y no me conformaría con las fotos que dejaste en la mesilla.
Destrozaría los discos que nos hicieron creer
que fuimos los mejores cada noche que nos besamos en silencio.

A veces me respondo, que si dejaras de amarme,
perdería el cincuenta por ciento de mi mismo,
todas las definiciones que pasan por tus ojos, y la certeza
de saber que fui feliz, sólo un segundo.

Foto de Mar Argüello

#24


No me acuerdo de tu nombre, pero sí del sabor de tus labios,
y de la torta que vino después de decirme: “nunca más vuelvas a besarme”
También me acuerdo del beso que me diste después de aquella torta.


*Foto titulada "(Des)encuentro" de Mar Argüello Arbe

Se llamaba Pandora (RECITAL)

Vivimos tiempos difíciles para el arte y para la cultura, condenada a muerte por unos gobernantes que, lejos de gobernar, se dedican a esquilmar un país herido. Sin embargo, las revoluciones empiezan por pequeños gestos, y a pesar de que todas terminan en cenizas olvidadas en las cunetas, ¿No merece la pena formar parte de una?

Quizá por eso nos unimos contra la desaparición de las letras, los acordes, las imágenes que hacen que un mal día se transforme en sonrisas. No fue difícil, si a tu lado tienes a una de las mejores fotógrafas, capaz de poner luz a mis poemas y a mi vida (Mar Argüello Arbe); si tienes la suerte de conocer por casualidad a dos inmensos relatistas que hacen que te sientas pequeño y a la vez grande a su lado ( Guillermo Pavón y Óscar Sejas); y a todo esto le añades la maravillosa carambola de que un Cantautor con mayúsculas (Jesús Garriga) adorne este propósito...



¿Todavía no te he dado suficientes motivos para unirte?



10 de febrero, La Cueva del Bolero (C/del Cid nº1)

#16 (Analogía complicada)




Soñando hasta siempres me olvide de un no me olvides
oxidado entre los pliegues de un quizá que sonaba a reproche.
Y nunca supe si tu adiós era el portazo a los renglones torcidos
de nuestra historia que acababa,
o el último punto de los suspensivos a todos nuestros besos entre líneas.

En cualquier caso, acabé siendo un cero a la izquierda en tus sumas,
y tú esa ecuación indescifrable.
Y así es imposible decir que hubo algo entre nosotros,
o sólo fue el ascensor que nunca consiguió llegar al postre.


*Fotografía titulada "Quizá" de Mar Argüello Arbe

Madrid, a 8 de enero de 2013




Pequeña Libertad,


No tengo mucho que decirte. Ayer volviste a meter tu ropa en la maleta, volviste a repasar el billete y te cercioraste de que hoy, al dar las doce, estarías de nuevo a demasiados kilómetros de distancia. Contigo han embarcado las esperanzas de retenerte a mi lado. Sé que podría coger lo poco que tengo y presentarme donde estuvieses, como un polizón, a ver si de una vez por todas esta historia consigue su final feliz. ¿qué me lo impide?


Hay veces que desearía ser algo más valiente para dejar atrás la infelicidad y este futuro en ruinas, pero no sé, quizá la próxima vez que vuelvas a visitarme puedas darme ese beso que me rescate del miedo y me lleve a tu lado para siempre. Mientras, sólo espero que estés bien, y que me extrañes.


Cuídate mucho,

Guille.