A Público, en su cierre


Nos matan la cultura y nos encierran,
en trampas que se vuelven laberintos.
Para que no pensemos cierran Público,
no vaya a ser que descubramos que podemos
ganar el futuro que hoy nos niegan.

Aunque se tiña de azul la información
que tergiversa las verdades corruptas,
no buscaré consuelo su Razón,
pues ésta arraigó siempre en las juntas
más fachas y derechistas de la educación.

Pongamos de ante mano que el País,
sufre crisis de identidad y miopía.
Y el futuro lo sueña al ralentí.
Que triste es la verdad si la utopía,
viste -mano en alto- un gastado maniquí.

Ahora brindarán los Fabra, los losantos,
y algún que otro socialista medio tuerto,
que juega a ganar lo que en realidad ha perdido,
tal día como un veinticuatro de febrero.
Reirán algunos creyéndonos ciegos.

Ahora toca pelear contra los persas,
sabiendo que somos bastantes más de trescientos.
Que esto no son las Termópilas,
sino Sol, el kilómetro cero.

Que mientras ellos batallan contra nosotros en los medios,
llenaremos las calles honrando el hueco que hoy nos dejas.
¡Público! Aunque no estés, seguirás contando boca a boca,
las primaveras 15-M que nos dan consuelo.

Sobre derrotas

Me siento con aquel espartano frente a tantos persas.
Conteniendo el aliento mientras mira la risa del destino.
Y limpia sus armas y su cuerpo para que la muerte
le encuentre en la batalla y le haga su amante.

Como Sócrates frente a la ignorancia que cierra
las puertas del saber y las preguntas.
Lamentándose no haber sabido más o preguntado,
mientras la cicuta le va dejando sin respuestas.

Como aquellos que hicieron que un ejército
llegase a las puertas de Numancia y se estrellase,
contra el honor que queda tras la vida,
cuando ni los dioses son dueños de uno mismo.

Como todos los imperios que vieron apagarse sus días
soñando con la gloria, a menudo robada a otros,
y mirando de reojo los exilios
a los que conducen la ambición y la derrota.

Como Jack cuando perdió La Perla Negra
en los mares oscuros del caribe.
Quemando las naves y el ron en las tabernas
que atraviesan tortuga o malasaña.

Aunque en realidad me siento como aquel tonto que fui,
dejándote escapar sin retenerte. Comprendiendo, al alejarte,
que cupido disparó contra el pasado, y su flecha
atravesó nuestro talón de aquiles,

dejándonos solos y olvidados.

El arte de servir vino


Le serví el vino despacio, dejando que aquel líquido de tonos rojizos y su aroma se instalase cómodamente entre nosotros. Trataba de darme aires de galán mientras en mi cabeza buscaba la manera de decirle lo guapa que estaba, y las ganas que tenía de morir toda la vida a su lado.
Pero yo siempre fui algo torpe, y acabé derramando unas gotas de vino sobre el mantel al descubrir que sus ojos azules no dejaban de mirarme, con aquella sonrisa que me partía las costillas y me hacía algo más débil, y mucho más feliz.

Ella se rió despacio, procurando que los segundos fuesen horas, divertida de ver como trataba torpemente de justificarme. Dejé la botella encima de la mesa y la miré, calculando las probabilidades de volverla a ver después de la desastrosa cita. Ella se detuvo un segundo observando mi mano áspera y nudosa, y después, tras beber un trago eterno de la copa, se levantó lenta y delicadamente, y me dijo:

-Si no subes a mi habitación en diez minutos, será la cita más desastrosa de toda mi vida.

Madrid, a 3 de febrero de 2012


Pequeña Libertad,

Me alegró mucho verte antes de que acabase enero. Fueron días calurosos, a pesar de que los termómetros marcasen bajo cero y nuestras miradas no fuesen tan largas como solían ser. Fue bonito comprobar que tu sonrisa salía de vez en cuando, como el sol tímido de los días de lluvia. Me encantó el regalo que me trajiste, de verdad. Aunque creo que con esta, es la décima vez que te pido que te quedes tú como regalo. Sigues soñando con que las cosas sean sencillas, y yo sigo admirando tu fuerza frente a todas las tormentas que nos regala el día a día. Creo que nos vamos haciendo adultos cuando aprendemos que realmente las grandes victorias se encuentran en las pequeñas derrotas.

Hoy hemos quedado todos en aquel bar que te enseñé antes de irte. Como te prometí, estoy intentando sonreír más y salir. Ladrón me dice que te mande recuerdos, que espera verte pronto e invitarte a comer en aquel restaurante de la ciudad vieja.

Como ves, todo se hace más gris cuando tu te marchas.


Cuídate mucho,

Guille.

Oración a la justicia

Decía V bajo la máscara de Guy Fawkes,
mientras recitaba un poema
y la música volvía a sonar en Londres.
El Old Bailey se estremecía y explotaba.

“Este concierto se lo dedico a la señora Justicia

en honor a las vacaciones que parece se está tomando
y en reconocimiento al impostor que ha ocupado
su lugar"

Ojalá que la ficción no supere a la realidad.
Si en España la verdad es una ramera,
que sea Magdalena y no fulana de tal.

Que no queden los culpables libres sin culpa
bajo un pacto de silencio lleno de ruido,
mientras sus víctimas habitan fosas condenadas al olvido.

Que la tierra nos anime a desenterrar la memoria,
que la Justicia llore su injusticia,
que podamos perdonar cuando sepamos la verdad.

Que la conciencia no sea la voz de la ignominia
de quienes confunden aclarar con vengar.
Que nadie ignore que hubo un pasado.

Que la justicia no haga de veleta
a viento de quien gobierna. El mismo engaño
que cambia de traje con el temporal.

Que recordemos que hay memoria, muertos
culpables, fosas comunes, dictadores,
y no sólo jueces prevaricadores.

Que reconozcamos el derecho a conocer,
sin privar, según credos, de la verdad y el consuelo
que los huesos puedan descansar.