Mientras duermes

Estás a un paso, pero sigues lejos.
Mientras te miro recuerdo cada
estrofa en tu nombre, cada soñado beso.
Estás en la cama, mientras yo permanezco
haciendo guardia,
quizá algún día pueda custodiar tus sueños.

Respiras con dulzura,
mientras en la calle duerme el mundo,
esperando el alba que marca la jornada nueva,
más de las mismas mentiras.

Duerme el mundo,
y yo a tu lado soy un naufrago.
emigró el sueño y yo te contemplo a hurtadillas.
Como aquella vieja historia del capitán.
las jóvenes sirenas que buscan en la costa
un lugar donde desalar sus soledades.

Tú duermes junto al mundo,
mientras mis ojos se cansan
de murmullos de luz.
Frente al ordenador escribo
buscando una estrella,
o aquellos reflejos que dejaron
tus pasos en mi acera.

No pasa la ciudad sus mejores días,
pero tú, con el frío acariciando tus mejillas
aun reflejas la belleza inmaculada de la vida.
Siempre lo dije, un nuevo principio,
otro punto de partida en donde atracar
un cuerpo cansado, tú mi descanso,
mientras duermes compadezco al mundo,
por la desfortuna de no verte soñando.

Mientras el periódico se reparte en los quioscos.
El paro ahogó las ganas de la gente
y este loco mundo,
que se empeña en destruirse
en cuestión de segundos
me parece diferente.
Quizá es verte, tenerte,
sentirte más que al resto de la gente.
El caso es que este mundo
me encanta mientras duerme

Mientras duermes, tiritas,
y ahora se que te necesito como nunca.
Me tumbo, te abrazo a oscuras,
en silencio, pues el mundo duerme,
y yo, gracias a ti, recupero la calma.
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...mientras te miro a oscuras...

Hojas secas

Es otoño,
quizá eso entristezca las aceras,
pinte de marrón los sueños y
bajo un banco,
se enfríe la primavera.

Es otoño y no hay una fría brisa mañanera
que tirite en tus mejillas,
que se adueñe del alba
como la luz que espera en la ventana.
En su lugar queda la alfombra marrón
que viene a nuestro encuentro,
a posarse en la rutina de los que dormitan por las calles,
a invadir su vida, sus soledades.

Es otoño y se ha marchado
la incertidumbre por la puerta.
Nuevos paisajes, viejas esperas al fin de semana.
Sueños en el autobús,
mientras la ciudad levanta su velo negro
por su manto gris-azul.

Es otoño,
y las hojas secas entran en mi casa,
mientras yo espero a que se vaya
el tiempo que me falta para verte,
mientras la ciudad se desentiende
del humo que impide la nieve.
Cuando los coches duermen
y tú y yo vamos al encuentro,
a soñar otro mundo bajo un cálido paseo.

Hojas secas buscan el cielo,
tropezando con la dura realidad del frío suelo,
la triste ceguera del universo.
La estrellas que se ocultan
y mueren sin que nadie pueda despedirlas
con un deseo.

Es otoño,
y en tu cama aún queda el aroma a primavera,
a noches de amor, a noches donde traspasar fronteras
y velar por la paz de tus sueños
esperando, ¿por qué no?
la brisa mañanera.