La puta “fiesta” nacional

Lo consiguieron. Cuando creíamos que no podíamos ser un pueblo más cani y barriobajero, miembros del club del tocino en vena, hemos conseguido superarnos a los ojos de Europa y el mundo entero. Si de por sí, aquellos que defienden la tortura como forma de diversión y la matanza en el ruedo como fiesta, andaban escasos de razón a la hora de alegar que los Toros era una fiesta nacional con identidad propia, lo van a tener difícil para defender que las palizas a animales sean otra de las formas de cultura.

Hoy es uno de los muchos días en que odio ser español. En el que odio a los habitantes que se aferran al pasado sólo porque el presente se abre a todas las ideas, y no les permiten seguir en la cerrazón desde la que su diminuto cerebro y sus absurdos argumentos no parecen tan patéticos.

Como rezaba una frase en Internet: “Hoy vivo en un país que se asesinan toros en público, pero no me permiten ver películas online”.

Una vaquilla es maltratada hasta la muerte en Alhaurín el Grande

Tras esto llega una noticia algo esperanzadora, pues el el Ayuntamiento de Alhaurín el Grande, ha decidido prohibir la suelta de vaquillas, ya que según el regidor, el consistorio lleva desde hace "varios años" planteando la supresión alegando que "cuando las autoridades no pueden controlar un acto público, lo mejor es prohibirlo"

¿Tienen que pasar cosas de estas para que los ayuntamientos entren en razón?

El humo que fue nuestro pasado

“Quizá nunca lo sepamos”. Esa había sido
la frase que me dejó como regalo de despedida.
Como un galimatías sin respuesta,
un problema de matemáticas sin sumas ni restas.

Anclado en un pasado que se había ido,
en un presente que nunca tuvimos.
Ajenos al trayecto del tren que nos llevaba
a donde llevan los caminos que no van a Roma.

Al lugar donde nunca hallamos explicaciones,
donde lloramos sin saber porque o cómo.
O si fue culpa de alguien o simplemente sucedió,
como suceden las cosas que no tienen mucho sentido.

Como si Yukio viniera a explicarnos su motivo.
Como si a la pregunta ¿nos quisimos?
sólo le siguieran dos puntos suspensivos.

Ese es el motivo por el cual sigo perdido,
en el mismo jardín baldío y olvidado.
Por lo que no paseo, hablo menos y no comprendo
tantos motivos que antes hubiese comprendido.

¿Nos quisimos? ¿Ganamos? ¿Perdimos?
Alguna vez volveremos a mirarnos
como tantas veces hicimos sin pensarlo.

Si volveremos, una noche de borrachera a buscarnos
como si fuésemos el único arma contra no estar solos,
contra dejar pasar el tiempo. Contra la falta de tiempo.

Quizá nunca lo sepamos

Aquello que perdimos

No son buenos versos, pero la inspiración últimamente me da la espalda.



Las noches de cine
Los paseos infinitos entre portal y portal.
Amarrarme a tu pelo en la cama.

Recorrer tu espalda.
El sabor incansable de tu cuerpo.
El fuego de tus labios.

El aroma a primavera de tus besos.
El saberte tan cerca que no te suelto,
y te sueño y te beso, como si fuéramos eternos

Las llamadas a media tarde.
La incertidumbre del domingo al despertar,
y encontrarte al otro lado de la almohada.

Las copas y las caricias de más.
Los secretos confesados.
Los abrazos de menos.

Nosotros. Los portazos y enfados.
Las reconciliaciones.
Los silencios cómodos…

A veces pienso que perdimos
justo un segundo antes de ganar.
Quedando recuerdos vacíos.
El consuelo en las noches en que te echo de menos.