Quien (des)espera una cita

Resulto más difícil de lo que pensábamos,
nos agotó el tiempo y los momentos
en que no fuimos nosotros.

El sabor a otros cuerpos,
el aroma a fracaso y decepción.
Las tardes frías sin noticias tuyas,
y la esperanza sin noticias de dios.

Todo lo que nos callamos.
Lo que pudimos salvar bajo la tormenta
y dejamos a la deriva.

Por miedo a rescatar cenizas quemamos nuestras naves.
Como si fuéramos dos extraños que se encuentran
un día cualquiera en un bar.
Una noche sin luna, sin quizá.

Las heridas maquilladas,
Las promesas olvidadas
El esperar sin esperar nada.
El no saber decir hasta mañana.

La envidia de la luna

Y al final sólo somos
dos cuerpos temblando entre caricias.
Dedos que se cruzan en tu vientre.
Lenguas que se anudan.

Una ecuación imperfecta del amor
Escrita en un jirón de tu ropa, en una servilleta.
En un borrón de tinta.

Torpes testigos de nuestra revolución
Claveles. Vino. Rosas.
Hostales y postales

Jurando querernos hasta mañana,
pero soñando con la eternidad entre las sábanas

Amantes practicando entre sudores,
a la hora que cierra la inocencia.
Cuando los novios se buscan furtivamente
en las caricias


Cuando tú y yo apagamos la luz, cerramos las cortinas,
Y nos despedimos de la luna y su envidia.

Versos sueltos

Al final nos quedaron puntos suspensivos
archivados en cualquier armario.
Pospuestos para un mejor momento,
cuando no hicieran tanto daño.

Me pregunto distraído,
si será casualidad que la única vez que fuiste feliz,
lo fuiste a mi lado.