Y al final sólo somos
dos cuerpos temblando entre caricias.
Dedos que se cruzan en tu vientre.
Lenguas que se anudan.
Una ecuación imperfecta del amor
Escrita en un jirón de tu ropa, en una servilleta.
En un borrón de tinta.
Torpes testigos de nuestra revolución
Claveles. Vino. Rosas.
Hostales y postales
Jurando querernos hasta mañana,
pero soñando con la eternidad entre las sábanas
Amantes practicando entre sudores,
a la hora que cierra la inocencia.
Cuando los novios se buscan furtivamente
en las caricias
Cuando tú y yo apagamos la luz, cerramos las cortinas,
Y nos despedimos de la luna y su envidia.
10 comentarios:
Envidiosa, envidiosa esta luna que observa sin necesidad de esconderse a los amantes. Esos amantes, que como tú bien dices y yo bien pienso, juran quererse hasta mañana y sueñan con la eternidad entre las sábanas.
Tremendo.
Un saludo
Eres grande, Ladrón.
La luna siempre será la envidiosa que acompaña la noche de los amantes... Más aún si ellos tienen un amor como el que describes, una revolución entre sábanas.
Es bueno volver a leer tus versos más seguidos por estos lados.
Un abrazo.
Ahh... Y curiosidad ¿Qué tal Anne Rice?
Testigo de pasiones,
celosa de caricias..
Un beso
Qué luna...
Maravillosas letras, aquí me quedo.
Saludos!
Sin duda la mejor manera de amar, pensar sólo en mañana pero con la esperanza de que la eternidad acompañe.
La luna, imprescindible, aún en su envidia.
Una sonrisa
Te dejé un regalito, Ladrón, espero sepas perdonal la molestia...
De Rice, tengo algunos libros esperando ser leídos pero luego espero seguir con ella, me llegó la curiosidad. Cuando vaya a comenzar con eso, te aviso.
Un abrazo.
Un comienzo perfecto. Y lo que sigue, claro
Ya está mandado el mail :)
Acabo de llegar, creo que me quedo, con permiso :)
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