Carta de Guille a Libertad

Hace tiempo que dejamos de ser

dos niños que jugaban a utopías y revoluciones.

Que tenían el mundo a sus pies y nunca

pensaron que el mañana no existiese.


Crecimos y el tiempo,

arrastró la arena de la playa y las hojas

de esos otoños que siempre eran nuestro.


El invierno parecía ser

algo más duro de lo que recordábamos.

Y los proletarios,

sólo una cola que se dirigía al paro.


Y sin embargo,

en aquellas noches de nostalgia y fantasmas,

me seguías recordando que la vida, contigo,

seguía siendo aquel bordillo desde el que soñábamos.


Que las utopía, tras tantos años,

aun siguen haciéndome sonreír a pesar de los soles fríos.

Y me sigues recordando lo que era sonreír.


Será por eso que a aquel niño con chupete

le tiemblan las manos al escribirte, Libertad,

los versos que siempre te pertenecieron.

Cuando tener todo se convierte en demasiado

Son demasiados recuerdos de ti.

Demasiadas tardes entre café y vinos

que nos abrieron más de un mundo

y muchas otras camas


vistiendo besos que no eran nuestros.

Caricias que llevaban otro destinatario.

Demasiados besos pedidos,

demasiados robados


Todas las ausencias que hoy vienen

a cobrarnos un alquiler demasiado alto.

Por soñar quizá a lo grande,

y sin embargo, demasiado.


Y parece que fue ayer cuando te amé

con la promesa del siempre,

nunca demasiado.


Demasiadas tardes en tu cuerpo

aprendiendo unas curvas que ahora

se me antojan lejanas


demasiado eternas para decir para siempre.

demasiados silencios,

demasiados secretos que no compartimos.



Y parece que, ahora que nos alejamos,

cometí el error de perderte

cuando tener todo a tu lado

se convirtió en demasiado.

Poema para cualquiera de tus cumpleaños

A mi madre, por sus 53 años haciéndo brillar

lágrimas de felicidad en ojos ajenos

La vida, madre,

nos ha ido dejando algunas arrugas y muchas sonrisas.

Unos ojos cansados que siempre miran con ternura.

El cariño como patria y bandera.


Abrazos que arreglan el fracaso y las penas,

remiendos para los golpes que nos va dejando

el paso de los años en el cuerpo.

Besos que curan las cicatrices que algún día tendremos.


La vida nos ha enseñado,

la felicidad que siempre muestran tus manos.

Ese cariño infinito sin facturas ni cobros,

esa paciencia inagotable de saldo ilimitado.


Porque cumplimos años contigo cuando tu los cumples,

con esa dulce sensación de nacer cada año a tu lado.