De vidas que se convirtieron en recuerdo y en olvido

Lo único que nos queda, amor mío,
es echarnos de menos a rabiar.
Unas cuantas deudas de amor bajo la manta,
y promesas oxidadas en el desván.

Revoluciones perdidas a los pies de la cama,
Bailes en los que siempre ganamos tiempo.
El martini con hielo.
Y un par de verdades que pronuncié entre versos y lamentos.

Nos queda, al menos,
la saliva y el sabor de nuestra piel.
Los días, alguna vez con vino y siempre con rosas.
El calor de las sonrisas que pronuncié en tu nombre.

Tu recuerdo en fotos de papel marchito.
Tu aroma en el sofá, y en cada desayuno.
La certeza de que siempre fuiste tú,
la protagonista de todos los libros que he leído.

Nos queda el habernos conocido.
El soñar cada noche a tu lado, y cada ausencia contigo.
Perder como hemos perdido.
Ganar en futuros encuentros en el mar del olvido.

6 comentarios:

Laura dijo...

Siempre hay un lugar en el que ganar. Brindemos con vino para que siga existiendo, aunque sea en el mar del olvido.

Un saludo y gracias a ti por visitarme.

saudade dijo...

Me encantó el poema.
Y mil gracias por tus palabras aunque no las merezco.
Un abrazo =)

May dijo...

siempre me alegra volver a leerte...

iliamehoy dijo...

Os quedan tantas cosas... y siempre envueltas en la manta del cariño.
Una sonrisa. Y otra, para recibirte como es debido.

Lucina dijo...

Versos que se extrañaban
con la calidez de una promesa,
recostada sobre el diván.

Un beso

Saray dijo...

"El calor de las sonrisas que pronuncié en tu nombre."

Realmente precioso, nostálgico, pero precioso.

Saludos.