A mi hermano. Cuando se funda la bombilla, encenderemos una vela.
Ponte traje,
y quedemos en la plaza a las nueve.
Sólo estate allí,
y yo respiraré por los dos si tu no puedes.
Deja que sea el pulmón que te falta,
y el medio corazón que se te deshizo en lágrimas.
Porque me destroza verte así,
y también se murió en mi un trozo de alma.
Juguemos al billar y hablemos en silencio,
con la libertad y el derecho que nos da,
haber nacido juntos a los cuatro años.
Desempolvemos la vieja petaca
y sirvamos ese ron añejo que lleva nuestro nombre.
Bebamos y lloremos, pues ambas son necesarias.
Ahora que la felicidad nos apuñaló en la espalda,
follaremos con el olvido, y si hace falta
nos dejaremos la vida en sobrevivir.
Hasta que la marea oculte cada una de nuestras lágrimas.
Porque moriría y mataría por ti.
Sólo quiero que a pesar de cicatrices y fantasmas,
pueda abrazarte en nochevieja y brindar,
por el peor año de nuestra vida.
8 comentarios:
Gracias. Por tanto.
Por enseñar heridas.
Por describir tan bien algunas cosas.
Sentir y compartir, incluso los peores años, engrandece tu alma y hace que todo parezca menos malo.
Una sonrisa.
El poema tiene puntos de comunicación directa y de emoción poética... a mi me encogió por dentro... yo nací de nuevo, cuando tenía un año y medio. :*
para esto no tengo palabras...
Me ha emocionado mucho.
Un abrazo.
Estremecida,
así me siento al leerte.
Un beso
¿Qué se dice después de esto?
Ladrón, me faltan las palabras...
Insisto ¿Para cuándo tu libro?
Un fuerte abrazo.
Conmovida.
Algunas veces sucede que, sí, es el peor año de nuestra vida y produce un estómago revuelto, un asco y un llanto que no tiene ni principio ni fondo. Así es. Y sobreviviremos a ello, nos duela lo que no duela.
Publicar un comentario