Madrid, a 6 de noviembre de 2012


Pequeña Libertad,
 
Se me hace raro volver a casa sin tus maletas, sabiendo que estarás entre aeropuertos y silencios, preguntándote por qué esta vez tampoco fuiste capaz de quedarte. No sé, a veces pienso que nos complicamos en ser infelices, olvidando cuando éramos pequeños y jugamos a que la vida podían ser las tardes en el parque, o el beso que te robé en aquella fiesta, cuando a penas contaba catorce primaveras.


Estos días contigo me han enseñado que es fácil ser feliz a tu lado, e imposible acostarme sin tus besos y no sentir que me falta el aire. Podría seguir escribiendo, pero creo que al final sólo conseguiría que otro aeropuerto te llevase a mis brazos por tiempo limitado, y al final, acabaría lamentando que no sea capaz de retenerte a mi lado, ya sabes, como las parejas que son capaces de sentarse en el sofá con un café en la mano y sin que sean necesarias las palabras.


Cuídate mucho,

Guille.

4 comentarios:

Lucina dijo...

pareciera como si la brisa de la nostalgia, rosara las mejillas sonrojadas de primaveras, y abrir los ojos... (el precio de sentir)

Un beso

Óscar Sejas dijo...

Ya te dije en su momento que las cartas a "Pequeña Libertad" son una de las cosas más grandiosas que por aquí pueden leerse, sin quitarle mérito al resto. Me encantan, desde la primera a la última y me encantan porque consiguen moverme algo por dentro por lo que el gusto se vuelve pasión y envidia por no haberlas escrito yo.

Me recuerdan mucho una época de mi vida, donde podría haber firmado cada una de estas misivas con mi nombre.

Grande Ladrón, grande.

Abrazos.

Vértigo dijo...

Hay que estar cegada para irse de tu lado... Para no derretirse por unas palabras así... Para no cambiar el mundo por cambiarlo a tu lado...

Ehse dijo...

Parece que al final "retener a libertad" es tan difícil como suena. También creo que hay veces en las que nos complicamos en ser infelices.

Un abrazo!