Tiempos de soles fríos (Prosa)

Atravesamos tiempos duros, en los que escribir resulta doloroso y nuestras almas -si alguna vez existió tal cosa- duelen como puñales de lágrimas que alguna vez derramaron quien aprendió a no llorar.

Atravesamos tiempos en los que pedir perdón, decir te quiero, o sonreír son artículos de lujo y no necesidades básicas. Hace tiempo que desde el mar no se ven las estrellas, y ningún camino lleva a Roma, si es que alguna vez decidimos ir allí por algún motivo.

Perdemos. Siempre lo hacemos, y la mayoría de las veces de forma estrepitosa, como si quisiéramos demostrarnos que el mundo se desmorona y asistimos impasible a cada entierro de los días que nunca fueron nuestros.

Sin embargo, a pesar de la derrota cercana, las lejanas, y las que vendrán, seguimos en pie, brindando con vino al amor y a la locura de camas tan revueltas como vividas.

Tantas sonrisas entre las sábanas.

Por suerte o por desgracia, los que escribimos llevamos impresa la derrota en nuestras letras, y un punto de amargura a cada paso.

Pero siempre, de un modo incompresible que roza la magia, nos levantamos, escribimos de nuevo, sonreímos, tomamos ese café que levanta el ánimo perezoso de luchar de nuevo por un futuro incierto -todos los futuros lo son- que se nos presenta en los charcos más sucios. Pero incluso el agua de estos charcos, alguna vez, formó parte de un océano.

Para Libertad (de Guille)



Es muy inteligente y crítica, aunque ella misma no se da
cuenta y piensa que, de un modo u otro, todos podrían hacerlo (cuanto error). Lo hace todo con tranquilidad, "a su ritmo". Ama la simpleza. La simpleza de las cosas y de la gente, a pesar de que siempre se coma la cabeza con cuestiones que nada tienen de simple. Ella, asegura, es simple (aunque de "simple" no tiene nada).

Algunas veces hace reflexionar con sus pensamientos y dichos, haciéndo que de una comedura de cabeza aparezca una sonrisa tibia y una solución que estaba oculta. Será por eso que conoce tan bien a la gente, y sabe como tratar y como dar en el clavo.


Representa a las utopías de la época. Las de su propio planeta, su propio mundo. Un mundo simple.



Te debemos mucho, y pocos somos los que te conocemos bien. Quizá Guille, Jack Sparrow (Capitán Jack Sparrow), La Princesa amnesia, Pepito Grillo y yo.

No dejarás nunca de crecer, de sorprender, de enseñarnos.

Como iba yo a pensar, cuando la conocí, que esa cosa tan pequeña iba a ser lo mejor que me había pasado nunca.




Pregunta y respuesta



Preguntas como amar

mientras el cielo se carga de nubes negras.

Mientras los futuros se convierte,

en olvidadas utopías y anacronismos.


La ciudad parece, me cuentas,

un espectro difuso y cansado.

Hojas de árbol caídas en el suelo,

en rutinas demasiado amargas.


Serán los años, me dices,

que entristecen tus alas.

O esta lluvia ácida y cínica en la que nos refugiamos,

de sentimientos encontrados

de cicatrices y arañazos mal cuidados.


Será que ya no me besas como antes

y que ya no somos dos personajes

en aquellas historias de amor de Hollywood.


Respondo que el mundo sangra,

que se barnizan los sentimientos.

Y se tiñen los días de negro.


Que me duele cada verso que escribo

entre sorbos de un ron demasiado añejo.

Y ya no sonrío cuando sueño.

Puede que haga demasiado que no sueño.


Serán los años que entristecen mis alas,

o esta lluvia ácida y cínica que nos quema.

Será que busco salvarte,

de cicatrices y arañazos mal cuidados.


Será que necesito tus besos mas que antes.

Que tu mano me salva de naufragar en quimeras

y que ya no somos -gracias a dios- dos personajes

en aquellas historias de amor de Hollywood.

Regreso

Llego al lugar del que nunca me fui y contemplo que el sol es más lejano y más frío. Que las sonrisas duelen en el alma. Que no hay alma ni cielo. Que el olvido y el recuerdo son el mismo clavo que siempre arde.

Llego al lugar donde las palabras se atragantan y los ojos se cierran. Donde las verdades son manipuladas y las mentiras se aplauden en mítines siniestros.

Al lugar donde te amé y te eché de menos. Donde dudé y entregué mi vida en cada uno de los besos que te daba.

El lugar donde arrié todas las banderas y capitulé las esperanzas. Donde los sueños se pagan y se apagan. Donde no sirve de nada reír, pues el eco sordo de los llantos nos desgarra.

Regreso a un lugar cualquiera, a todos los lugares, y descubro que nunca me fui y que siempre he estado ausente,


Quizá por eso el sol es hoy más frío y la niebla difumina tu rostro, que siempre estuvo y estará, tan triste como hermoso.