Historias de bar

- Una vez conocí a un hombre que sólo quería amar...

- ¿Y ella lo merecía?

- Siempre lo merecen. Pero... digamos que aquella mujer podría haber sido la mujer perfecta. Ya me entiendes, esas mujeres que siempre te reciben con una sonrisa, con un abrazo que calme cualquier herida, o te dejan llegar a su alma y hacerles el amor recorriendo cada centímetro de su cuerpo.... Pero no lo fue. En realidad no había nacido para ello, o quizá él no fuese ese príncipe azul que la haría feliz.

- ¿Cómo se llamaba?

- Eso, en realidad, no importa mucho. Nunca llegué a saber su nombre, y dudo que la persona a la que besaba con dulzura pudiese acordarse. Ella apareció como aparecen las mejores historias, de repente, sin pretenderlo. Ya sabes, dos tipos solitarios bebiendo codo con codo en una barra demasiado vieja y cansada. Una barra que había soportado tantas soledades como brindis, y que parecía sufrir nuestros fantasmas.

Los dos la miramos mientras cortaba el humo del bar (eran tiempos en los que aun se permitía fumar en los bares y soñar con utopías). Pidió un Vodka, pero lo hizo como sólo saben hacerlo las mujeres que en algun rincón de su corazon amaron a alguien. Se encontraba a años luz de aquel bar, y sin embargo miró de soslayo hacia donde aquel tipo y yo callábamos lo que nunca debiese contarse.

- ¿Qué hizo después?

- Se acercó hacia nosotros, y por un segundo me vi frente a ella, besando sus cicatrices y llevándole el desayuno a la cama.

Sin embargo, no todas las historias de amor pueden pasarle a uno. Y ella parecía buscar refugio en otro cuerpo, me refiero al cuerpo del paisano que bebía Whisky a palo seco y fumaba Ducados.

- ¿Y que pasó?

- Que no todo el mundo puede luchar cuando todo esta perdido. Y aunque es mucho más valiente el caballero que lucha sabiendo que va a ser vencido, no todos tenemos los arrestos necesarios para salir al campo de batalla con la cabeza alta.

- ¿Y la quería?

Te diré una cosa. Cuando una mujer te quiere hasta el punto de hacerte sentir el soldado más valiente y el poeta más frágil al mismo tiempo, con esa calma y esa paz que sólo tienen las personas que saben que han encontrado eso que les llenará para toda la vida.

Cuando alguien te quiere así, es imposible no querer a esa persona con todos y cada uno de tus huesos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Y vos decís que dudas de la belleza de tus textos...

Lindo texto Ladrón...sabes, y se ha notado, que me gusta hablar de política...intercambiar tristezas que los dos llevamos en el pecho por vivir en una realidad que no entiende de justiicas.
Pero también me gusta rugiarme en tus historias..y en los dibujos que trazas con las palabras.

un abrazo

Laura dijo...

Te leo y escucho Cien días y La cita de Ismael. Gracias.

Por cierto que ningún tiempo deje de ser un tiempo para soñar con la utopía. Ninguno.

Un saludo

Lucina dijo...

que hermoso lo haces...
(no me canso de decirlo)

un beso

Vértigo dijo...

ojalá...

mikaela dijo...

¿Que dudas de la belleza de tus textos?... mejor me callo...