La cultura no es sólo cine

Llevamos mucho tiempo leyendo que el cine español atraviesa una crisis de la que, por lo visto, nunca ha sabido salir. En un país donde el fracaso escolar llega a límites preocupantes, las leyes de educación cambian más de rumbo que los ministerios, y los estudiantes se revuelven contra el plan de educación que, pese a quien pese, nos abrirá las puertas a Europa, no es de extrañar que el cine, y cualquier actividad cultural, esté en decadencia.

Sin embargo, la ministra de cultura, hasta hace poco relacionada al mundo del cine, viene con aires renovados para hacer de nuestra cultura audiovisual la más puntera de Europa. La pregunta, como siempre, no es difícil. El cine, si, pero ¿Qué pasa con los libros? ¿Los museos? ¿El arte? Olvidados, es la palabra más común. Relegados a la imposibilidad de que jóvenes escritores o pintores salgan a la luz, pues total, en un mercado de cultura al por mayor, no interesa la gente culta, sino la masa adquisitiva, dócil y consumidora. A lo mejor la ministra tiene un rato y se acuerda del resto de artes.

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