Como ya ocurriese hace unos meses con Obama en todo el mundo, ilusión y esperanza de progreso, Patxi López ha venido a ser, en versión casera, una revolución en la política. Me gustaría saber la opinión real (y no la que cuenta la presa) de los ciudadanos vascos acerca del nombramiento de quien, a fin de cuentas, les va a gobernar.
Pero yo no quiero, ni puedo, hacer hincapié en su política. Simplemente quiero saber por qué no hay políticos como ese hombre que, siendo humilde y honrado como pocos, ha llegado a desbancar a todo un gurú del panorama nacional vasco. La única explicación es que es una buena persona, acorde a sus ideales y creencias, que no jura el cargo ante la Biblia (como tantos otros ateos/ agnósticos) porque no cree en ello. Sino ante el pueblo, a quien le debe fidelidad y por quien, durante cuatro años, se partirá el espinazo como un trabajador más. Socialista a la antigua usanza. De los de ideales, vino y tapa en la taberna, y arrimar el hombro cuando haga falta. Enhorabuena.
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